UNA BIBLIOTECA VIRTUAL PARA LOS MUSEOS ESTATALES
Museo (Del lat. museum; del gr. mouseion). Edificio o lugar destinado al estudio de las ciencias, letras humanas y artes liberales. Diccionario de la Lengua Española, 1992.
Biblioteca de museo. Biblioteca mantenida por un museo que incluye material bibliotecario relacionado con sus exposiciones y áreas de especialización. Glosario ALA de Bibliotecología y Ciencias de la Información.
Biblioteca y museo son dos instituciones próximas en sus orígenes y fines y de historia paralela: ya en Alejandría la Biblioteca y el Museo estaban unidos, y unidos siguieron en la Edad Media como colecciones generales de objetos de interés. Muchos de los grandes museos europeos nacieron junto a una biblioteca general, fruto del coleccionismo real o privado y como respuesta al concepto universalista de Cultura del siglo XVIII. Casi siempre, ambas instituciones terminaron por separarse y convertirse en centros independientes entre sí, al tiempo que aparecían las auténticas bibliotecas de museos -con frecuencia partes específicas desgajadas de la primitiva biblioteca general-, formadas por colecciones que servían de soporte a las actividades museísticas. A medida que los museos iban definiendo de forma cada vez más precisa sus funciones y límites, las bibliotecas dependientes de los mismos se iban convirtiendo en centros más y más especializados.
La diversificación de las ciencias, los nuevos modelos educativos, las tecnologías de la información y la cultura del ocio han convertido a los museos en instituciones de variada tipología, tanto por su contenido como por su orientación: arte, historia, etnología, ciencias, tecnología... La estructura administrativa del Estado Español coloca además a los museos bajo titularidades muy diversas: Administración Central, Autonómica, Local, privada, eclesiástica, etc. Ambas circunstancias dan como resultado un panorama complicado, de organismos en los que varían las materias que los ocupan, el personal que los atiende, los recursos disponibles, las normas de acceso, etc.
Los museos españoles dependientes del Ministerio de Educación y Cultura son también de varias clases, según tamaño, dimensiones, estatus y dependencia orgánica (Subdirección General de Museos Estatales, Museos de las Reales Academias, otros museos dependientes del antiguo Ministerio de Educación y Ciencia, Museo del Libro en la Biblioteca Nacional y los organismos autónomos Museo del Prado y Centro de Arte Reina Sofía). Pero grandes o pequeños, de arte o de ciencia, incluso abiertos o cerrados al público, todos cuentan con bibliotecas, consideradas a veces como departamentos con personalidad propia y otras como meros depósitos de libros que sirven de soporte documental esporádico al trabajo de los conservadores.
Las bibliotecas de los museos integradas en el antiguo Ministerio de Cultura contienen un número variable de documentos -de los setenta mil del Centro de Arte Reina Sofía a los mil setecientos de la Casa Museo de El Greco-: monografías, publicaciones periódicas, registros sonoros, microformas, diapositivas, etc, a menudo con colecciones específicas únicas en España: catálogos de exposiciones, ventas y subastas, arte oriental, memorias de excavaciones, etc. Estos fondos se encuentran dispersos geográficamente y el acceso a los mismos es difícil, cuando no imposible: muchas de estas bibliotecas no cuentan con personal especializado que se encargue de ellas y, en algunas ocasiones, las colecciones ni siquiera están debidamente catalogadas. El panorama se complica por los diferentes estatus de los propios museos y las diversas normas sobre acceso, uso de los fondos, servicios, usuarios reales y potenciales, personal, presupuestos de mantenimiento y adquisición, etc.
Sin embargo, las bibliotecas de los Museos Estatales son centros de enorme interés por varias razones. En primer lugar, los documentos conservados en las mismas son obras de alta especialización, a menudo muy difíciles de encontrar en otros lugares y generalmente caros; forman parte del Patrimonio Bibliográfico Español, pero no se encuentran recogidos en el Catálogo Colectivo del mismo (lo que quiere decir escasa protección y nula disponibilidad). En segundo lugar, si se considera a los museos como centros de investigación, la biblioteca es una herramienta de la que no pueden prescindir, como responsable de identificar y recuperar toda la información pertinente, tratarla técnicamente, ponerla a disposición del usuario, y gestionar y difundir la que el propio centro genera. Pero la enorme cantidad de documentación que constantemente se produce sobre cualquier materia, y la extensión creciente de los campos de investigación hacen imposible que ninguna biblioteca especializada, por muchos medios con que cuente, pueda aspirar a contener toda la información que necesita: todas están incompletas y lo estarán cada vez más. Simultáneamente, la investigación demanda cada día mayor cantidad de información y mejor calidad de la misma.
La escasa entidad de algunas de las bibliotecas de los Museos Estatales hace inviables para ellas planes de automatización eficaces, que pasan por la adopción de softwares de calidad, adquisición de equipos de cierta potencia, preparación de locales, formación del personal, etc. A la vez, el solapamiento de los campos cubiertos por los museos a los que pertenecen obliga a la adquisición de documentación redundante, a menudo solo para efectuar consultas esporádicas, disparando el gasto en inversiones y servicios.
SubirLa única posibilidad que tienen las bibliotecas especializadas en el mundo actual de mantenerse activas y ofrecer información válida pasa, en primer lugar, por automatizar sus servicios y, en segundo, por crear redes bibliotecarias con planes cooperativos, que pueden establecerse siguiendo diferentes estructuras (anillo, estrella, bus, etc.) y responden a las siguientes necesidades:
1. Alta especialización de los fondos. Los planes cooperativos de adquisiciones permiten la definición específica de los centros, permitiéndoles cubrir un solo campo bien delimitado; los canales de comunicación transmitirán información necesaria para dar cobertura total a cada materia.
2. Rentabilizar recursos. Seguir un plan de cooperación evita la adquisición de duplicados, y permite que el acceso a determinados servicios -integración de registros bibliográficos, suscripciones, boletines de sumarios, cursos de formación de personal, etc.- resulten mucho más rentables. También permite la utilización de los recursos propios de una biblioteca en todas las que pertenezcan a la red. Muchas veces, el uso compartido de equipos de hardware y la explotación y desarrollo conjunto de uno o varios paquetes de software ha sido la única manera de que bibliotecas pequeñas pudieran acceder a la mecanización.
3. Ahorro de tiempo. Una red automatizada de bibliotecas supone: a) que existe una catalogación cooperativa en línea (cada registro bibliográfico se cataloga una sola vez, y se relaciona con tantos registros de fondos como ejemplares se posea); b) que los módulos de circulación trabajan en tiempo real y con una base de datos que incluye a muchas bibliotecas; c) que el personal encargado del funcionamiento de la red puede también especializarse en determinadas tareas o en tipos de documentos; d) que no es necesario el peregrinaje por multitud de centros para comprobar qué documentos existen sobre determinado tema y qué grado de disponibilidad tienen.
LA RED DE BIBLIOTECAS DE LOS MUSEOS ESTATALES
.El proyecto de Red Automatizada de Bibliotecas delos Museos Estatales propone la creación de un sistema informatizado en el que participen aquellos museos de titularidad estatal dependientes de la Subdirección General de Museos Estatales, Museo del Prado y Centro de Arte Reina Sofía y que tendría las siguientes características:
1. Diseño de la red "en bus", para facilitar la conexión entre centros y a la vez mantener una cierta independencia de los mismos. La red estaría mantenida por varios servidores -al menos un servidor para cada uno de los grandes Museos más un número no determinado de los mismos para compartir entre los más pequeños- , a los que se conectarían los ordenadores correspondientes -al menos uno por cada Museo. Estos terminales serían de dos tipos: a) para consulta e introducción de datos - para uso profesional, con diferentes posibilidades de entrada y modificación de datos y sistema de búsqueda experta; y b) OPAC -sólo consulta-para uso público, sin posibilidad de entrada ni modificación de datos y con sistema de búsqueda asistida. Ttodos los ordenadores que formen parte de la red general de cada museo deben tener acceso a OPAC, además de algunos otros dispuestos al efecto en las bibliotecas, para usuarios externos (investigadores que no fueran personal del museo). Los terminales tendrían acceso a los PIC del Ministerio de Educación y Cultura, y los instalados en cada biblioteca dispondrían además de lectores de CD-ROM que permitan la consulta de bases de datos externas y, en su caso, la integración de registros; para cumplir esta función parece aconsajable proponer la adquisición adicional de servidores de CD-ROM conectados a la red, que pueden ofrecer consulta múltiple y simultánea de varios discos, y permiten más campo de trabajo al investigador, más protección de los discos, y mejor utilización por parte de los usuarios; sin embargo, obliga a su constante actualización.
El software de gestión documental utilizado sería el mismo, así como sistema operativo, lenguaje de programación y gestores de bases de datos. Aunque esto no es un aspecto condicionante para establecer una red, el uso del mismo sistema facilita las conexiones entre puntos y ahorra costes. Es necesario, eso sí, adquirir un paquete para cada servidor, que es lo mínimo a lo que obligan las licencias comerciales, pero no uno por cada centro, ya que la red funcionaría como una sola institución con bibliotecas sucursales: lo que se llama una biblioteca virtual. Esto permitiría también la adquisición o suscripción a determinados servicios una sola vez, como organismo único, y no una por cada biblioteca.
2. Acceso a una base de datos única. Todos los documentos existentes en cualquiera de las bibliotecas de los Museos Estatales estarían recogidos en una base de datos que funcionaría como Catálogo Colectivo. De esta manera, desde la pantalla de cualquier ordenador situado en cualquier museo se pueden conocer los fondos existentes en todas y cada una de las bibliotecas de cualquier otro museo de la red estatal, el número de ejemplares disponibles, la situación de los mismos, las condiciones de préstamo, etc. Además, la utilización conjunta del módulo de circulación deberá permitir la reserva, petición, préstamo o reprografía de documentos desde cualquier punto de la red a otro, y el estudio de movimiento de fondos servirá de base para revisar su organización y disponibilidad.
3. Especialización de las bibliotecas. La puesta en marcha de una red permite que cada una de las bibliotecas se especialice en aquellas materias que le sean más afines y en los servicios que tenga mayor facilidad para ofrecer, de acuerdo con los contenidos y líneas de actuación de los Museos a los que sirven. La especialización de las bibliotecas, junto con el análisis de los resultados de controlar sistemáticamente el movimiento de fondos, debe dar lugar a planes cooperativos de adquisición y catalogación, lo que ofrece una mayor rentabilidad de los recursos disponibles y una mayor racionalización de las funciones realizadas por cada uno de los centros.
4. Acceso a otras redes. La existencia de una red de bibliotecas que ofrece unos fondos considerables tanto por su calidad como por su cantidad (más de 350.000 monografías, unas 7.000 publicaciones periódicas y un número indeterminado de diapositivas, registros sonoros, vídeos, etc.) y unos servicios altamente especializados, permite establecer contactos con otras redes y participar en proyectos y programas de más amplio ámbito. Las posibilidades que se abren a partir de aquí son incontables; las más inmediatas serían el acceso a INTERNET, adscripción a la IFLA en calidad de organismo con personalidad propia, inclusión en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español, integración en redes de bibliotecas afines, creación de grupos de trabajo especializados, etc .
En líneas generales, la creación de una red automatizada de Bibliotecas de Museos Estatales se llevaría a cabo siguiendo estas etapas:
1. Adquisición de los equipos de hardware, compuestos por tantos servidores y ordenadores como se considere necesario -al menos un terminal por cada biblioteca-, las tarjetas ethernet necesarias para las conexiones y las impresoras correspondientes.
2. Adquisición de un programa de gestión documental que funcione de acuerdo a las reglas internacionales de normalización -formato IBERMARC para catalogación, normas ISO para protocolos de enlace a redes, juegos de caracteres, interconexión de sistemas abiertos, etc.-, en versión cliente-servidor. Para la elección del paquete de software se ha procedido ya, por parte de la Biblioteca del Museo Arqueológico Nacional, al análisis y estudio de los programas de gestión documental disponibles en el mercado, de los cuales se han seleccionado cuatro como los más idóneos para cumplir con los requisitos exigidos para la automatización de las bibliotecas de Museo. Las características técnicas de estos programas varían de unos a otros, y aunque todos funcionan bajo UNIX como sistema operativo para el servidor y Windows para cliente, pueden exigir distintos lenguajes de programación y gestores de bases de datos, que no hace al caso detallar aquí; como es lógico, la adopción de uno u otro de los programas determinaría la adquisición del resto de programas y licencias de usuario. Todos los programas previamente seleccionados son capaces de desarrollar las siguientes funciones: a) importación de registros desde fuentes externas; b) creación de catálogos originales y edición de registros; c) control de ficheros de autoridad; d) gestión de adquisiciones y control presupuestario; e) gestión de publicaciones periódicas y catalogación analítica; f) control de circulación; acceso a sistemas de información externos; g) OPAC intuitivo; i) otros (estadísticas, administración, etc.).
3. Carga de los programas en los servidores centrales en los que se habrá instalado el sistema UNIX, con protocolos TCP/IP e instalación de las correspondientes emulaciones de terminal en los ordenadores clientes. Es imprescindible que el programa adopte la normativa internacional en materia de documentación y que haya sido convenientemente probado en otras bibliotecas de similares características. A continuación se deberán establecer las correspondientes conexiones entre servidores, según los protocolos OSI/ISO para sistemas abiertos. Sin embargo, es necesario contemplar también la necesidad de acceder a INTERNET, por lo que se necesitará la capacidad de interoperar con protocolos TCP/IP. Para solucionar este aspecto del proyecto, es aconsejable solicitar la integración en los proyectos para la interconexión de sistemas que anualmente propone la CICYT, con la posibilidad de obtener beneficio de la tecnología y de sus resultados. En cuanto a las comunicaciones entre puntos, es aconsejable utilizar la Red Digital de Servicios Integrados que ofrece Telefónica, la cual es capaz de transmitir imágenes, sonido, texto y datos en general, y a la que se puede acceder a través de distintos interfaces. La RDSI es mucho más económica, rápida y fiable que cualquier otra alternativa disponible actualmente en España.
4. Reconversión de catálogos y volcado de las bases de datos existentes hasta el momento. Para ello se pueden seguir distintos métodos (importación de registros, contratos temporales, acuerdos con instituciones, etc.), pero en todo caso, se deberán seguir procedimientos de trabajo cooperativo, con el fin de evitar la duplicidad de las funciones y economizar tiempo y recursos. Cuando la conversión de registros se haga a través de una empresa, bien a partir de contratos para la copia de registros, bien mediante la inscripción en servicios bibliográficos, se deberá actuar como una sola institución con bibliotecas sucursales, y no como varios centros independientes. Parece aconsejable utilizar los registros de autoridad de la Biblioteca Nacional; sin embargo, sus registros bibliográficos no son válidos para las bibliotecas de museos más que en un pequeño porcentaje. En cualquier caso, a partir de este punto es necesario establecer un grupo de control de catalogación que se ocupe de coordinar los trabajos de volcado, depure las bases de datos, establezca unas normas precisa para la creación y modificación de autoridades y proporcione a todas las bibliotecas de la red unas pautas de actuación bien definidas para el desarrollo del proceso técnico.
5. Formación del personal y puesta en funcionamiento de la red. La formación del personal se hará gradualmente, irá paralela a la puesta en marcha de las diferentes etapas del proyecto y se hará simultáneamente para todo el personal implicado en el mismo, lo que abaratará los costes y permitirá un desarrollo racional del proyecto. También es bastante práctico utilizar sistemas de enseñanza asistida por ordenador, lo que permite la autoevaluación continua y la corrección de errores desde terminales remotas: es decir, un solo monitor puede encargarse de muchos y muy diversos alumnos.
6.Conexión con el sistema general de documentación del museo (o red de Museos). Aunque las bibliotecas de los Museos deben automatizarse siguiendo normativas propias y bien diferenciadas, ello no debe hacer olvidar que son parte integrante de la documentación general de los mismos. Para ello es necesario propornerse los siguientes objetivos:
A) Todo el personal del Museo deberá tener acceso a las bases de datos de la red de bibliotecas desde sus propios Departamentos.
B) La mayoría de los objetos depositados en los Museos están estudiados, tratados o citados en la documentación que guardan las bibliotecas. Un buen sistema de conexión debe permitir la importación de información bibliográfica desde los registros de la base de datos de la biblioteca a los registros de fondos Museísticos utilizando los mismos comandos e interfaces similares.
C) Todas las bibliotecas que trabajen en la red deben utilizar la misma terminología controlada que utilice el resto del Museo o, al menos, tener capacidad para establecer relaciones de equivalencia, jerárquicas o asociativas. La terminología es el verdadero puente de comunicación entre la Biblioteca y el Museo
D) Conexión con los PIC, acceso a INTERNET, inclusión en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español. Una vez puesto en marcha el sistema, se debe abrir al exterior para su mejor aprovechamiento y rentabilidad y para poder utilizar otros recursos ya disponibles en línea. Para ello, es aconsejable como primeras medidas la conexión a los PIC del Ministerio de Educación y Cultura, el acceso a INTERNET como institución única -con el fin tanto de ofrecer información como de capturarla-, y el volcado de los registros que se vayan automatizando en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español, para conseguir mayor protección de los fondos.
La creación de una red automatizada de bibliotecas de Museos Estatales no sólo es la única manera de conseguir la eficaz explotación de fondos y recursos disponibles, sino incluso de evitar que estos fondos se pierdan. La existencia de una red automatizada haría posible informatizar simultáneamente todas las bibliotecas de Museos Estatales con un presupuesto bajo, explotar sus fondos conjuntamente, racionalizar su utilización, obtener mayor rendimiento del personal disponible y acceder a circuitos internacionales de información. La otra alternativa supone, o una inversión desproporcionada en programas, equipos y personal, o la pérdida efectiva de unos fondos valiosísimos.
La informatización conjunta de las bibliotecas de los Museos Estatales y su configuración en red debe concebirse conjuntamente con el proyecto general de informatización de museos, al cual complementa. Sin embargo, en todo momento se debe tener muy claro que la automatización de las bibliotecas tiene planteamientos y peculiaridades muy diferentes a las de los museos, tanto por el carácter de los fondos que contienen como por las funciones de unos y otros. Además, la automatización de bibliotecas es una tarea que se ha venido desarrollando de forma generalizada desde hace más de treinta años, por lo que existen multitud de acuerdos de normalización, reglas internacionales y recomendaciones de organismos oficiales que detallan todos los aspectos del proceso. También existe en el mercado una variada oferta de productos informáticos que cumplen con las normativas exigidas y están suficientemente experimentados en otras bibliotecas como para ofrecer un satisfactorio nivel de calidad.
La puesta en marcha de esta red supone identificarse con los criterios que defiende la Unión Europea en materia de información con vistas a compartir recursos, a facilitar el acceso a la documentación existente en todos y cada uno de los países miembros y a asegurar la transferencia de información entre ellos. La creación de redes automatizadas de bibliotecas y centros de documentación especializados, así como la participación activa en redes más amplias, es la tendencia general que sigue la documentación y no cabe la menor duda de que es el objetivo que se perseguirá en los próximos años en el mundo entero.
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Zaguán Libros, bibliotecas, bibliotecarios MuseosRosario López de Prado
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