"No están solos,
no están solos"
Marzo 11 de 2001.-
La comandancia general del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), con el "subcomandante Marcos"
al frente, exigió al gobierno del presidente Vicente Fox el
reconocimiento de los derechos y la cultura indígena en la
Constitución, y advirtió que los zapatistas no buscan una
paz simulada que anhele una guerra eterna.
''Somos reflexión y grito'', exclamó
Marcos ante la movilización más grande registrada en México.
Fue casi al final de un discurso muy cuidadoso, a veces invocación,
a veces reflexión. Las palabras del subcomandante ante la multitud
que escuchaba respetuosa y casi en silencio, meditando cada frase, son
una síntesis de lo pensado, discutido y expresado durante los siete
años de zapatismo.
''Nosotros no deberíamos estar aquí'',
dijo expresando así el sentido del mandato de las comunidades que
resisten en Chiapas. Quienes deberían estar aquí, continuó,
''son las comunidades indígenas zapatistas. Sus siete años
de lucha y resistencia, su oído y su mirada, los pueblos zapatistas
que son los pies que nos andan, la voz que nos habla, la mirada que nos
hace visibles, el oído que oído nos hace''.
Quienes deberían estar aquí ''son
las insurgentas y los insurgentes. Su persistente sombra, su callada fortaleza,
su memoria levantada... Son ellas y ellos quienes merecen verlos y escucharlos,
y hablarles. Nosotros no deberíamos estar aquí. Y sin embargo,
estamos. Y estamos junto a ellas y ellos, los ellos y ellas que pueblan
los pueblos indios de todo México. Los pueblos indios, nuestros
más primeros.
Los más primeros pobladores. Los más
primeros palabreadores. Los primeros oidores. A los que siendo primeros,
últimos parecen, y perecen''.
La caravana zapatista arribó al
Zócalo del Distrito Federal a las 14:11 horas proveniente de Xochimilco,
despues de haber recorrido alrededor de 3 mil kilómetros desde la
Selva Lacandona de Chiapas a la ciudad de México. En su discurso,
"Marcos" afirmó que se equivocan "los de arriba" que auguran a la
marcha por la dignidad indígena, y a los indígenas, la derrota
del olvido, y que quedarán solos.
"Llegamos -dijo-, aquí estamos, queremos
agradecer a los hermanos y hermanas del Congreso Nacional Indígena
que desde hace varios días están haciendo el cinturón
de seguridad en torno nuestro.
"Aquí estamos, sólo para decir
aquí estamos, y cuando decimos aquí estamos, también
al otro nombramos. Hermano, hermana que eres mexicano, y que no lo eres,
contigo decimos aquí estamos. Y un espejo somos, aquí estamos,
para que el otro se mire en la mirada de otros".
Señaló que no son ingenuos, que
no esperan que desde arriba llegue la justicia y que no son quienes esperan
el perdón.
Ante más de doscientas mil personas
congregadas en el Zócalo capitalino, el dirigente zapatista reiteró
que el EZLN no aspira al poder, pero tampoco se les puede concebir como
un producto perecedero con fecha de caducidad próxima.
La llegada al corazón de México
fue un momento emocionante. El EZLN aprovechó para mirar lo caminado,
hacer un reconocimiento a los pueblos invisibles cuyo nombre es apenas
pronunciado y que adquirió en las palabras de Marcos un peso y un
sentido que no puede separarse del prisma que forma con los otros pueblos.
Espejo somos
Fiel a la visión comunitaria del mandar
obedeciendo, los zapatista en voz de Marcos renunciaron al papel de vanguardia
que muchos quisieran asignarles: ''No venimos a decirte qué hacer,
ni a guiarte a ningún lado. Venimos a pedirte humildemente, respetuosamente,
que nos ayudes. Que no permitas que vuelva a amanecer sin que esa bandera
tenga un lugar digno para nosotros los que somos el color de la tierra''.
En todo este tiempo, el EZLN ha apelado a la
sociedad civil. Una vez más le revierten a esta sociedad civil la
responsabilidad de los cambios.
''El séptimo mensaje son ustedes'',
dijo Marcos dirigiendose a la multitud que abarrotaba el zócalo,
corazón de la República.
''Somos y seremos uno más en la marcha,
la de la dignidad indígena, la del color de la tierra'', dijo Marcos.
''La que develó y desveló los muchos Méxicos que bajo
México se esconden, y duelen. No somos su portavoz, somos una voz
entre todas esas voces, un eco que dignidad repite entre todas las voces.
A ellas nos sumamos. Nos multiplicamos con ellas. Seguiremos siendo eco,
voz somos y seremos. Somos reflexión y grito. Siempre lo seremos.
Podemos ser con o sin rostro. Armados o no con fuego. Pero zapatistas somos.
Somos, y siempre seremos''.
Asumiendo un papel junto con los demás
que están en resistencia, enfatizó: ''Hermano, hermana indígena,
un espejo somos, aquí estamos para vernos y mostrarnos, para que
tú nos mires, para que tú te mires, para que el otro se mire
en la mirada de nosotros. Aquí estamos, y un espejo somos. No la
realidad, sino apenas su reflejo. No la luz, sino apenas un destello. No
el camino, sino apenas unos pasos. No la guía, sino apenas, uno
de tantos rumbos que al mañana conducen''.
Es la hora de que ''el Fox''
y a quien sirve, escuche y nos escuche
Dijo el "subcomandante Marcos" que es la hora
de los indígenas y del reconocimiento constitucional a sus derechos
y cultura. "Es la hora de que el señor Fox, y a quien sirve, escuche
y nos escuche. Es la hora de que el Fox, y quien lo manda, nos vea. Una
sola cosa habla nuestra palabra, una sola cosa mira nuestra mirada: el
reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígena.
Es la hora de que este país deje de ser una vergüenza vestida
sólo del color del dinero".El "subcomandante Marcos" aclaró
a los miles de simpatizantes que se dieron cita en el corazón político
de la República, que no vino el EZLN a decirle a sus habitantes
qué hacer ni tampoco hallarlos.
Vinieron --agregó-- "a pedirles que
nos ayuden para que no vuelva a amanecer sin que esa bandera tenga un lugar
para nosotros", expresó en referencia a la bandera nacional monumental
que ondeaba en el centro del Zócalo capitalino.
Se escuchó entonces un creciente coro
entre los asistentes: "No están solos, no están solos"
El discurso fue también
una declaración de principios:
''Cuando decimos somos, también decimos
no somos y no seremos. Por eso es bueno que, quienes allá arriba
son el dinero y quien lo vocea, tome nota de la palabra, atento la escuche,
y
atento vea lo que ver no quiere.
''No somos quienes aspiran a hacerse en el
poder y desde él imponer el paso y la palabra. No seremos. No somos
quienes, ingenuos, esperamos que de arriba venga la justicia que sólo
desde abajo se crece, la libertad que sólo con los todos se logra,
la democracia que es de todos los pisos y todo el tiempo luchada. No seremos.
''No somos quienes ponen precio a la dignidad
propia o a la ajena y convierten a la lucha en mercado, donde la política
es quehacer de marchantes que disputan no poder sino clientes.
''No somos la paz simulada que anhela guerra
eterna.
''No somos quien dice tres, y luego dos o cuatro
o todo, o nada. No seremos''.
Sin embargo, advirtió:
''Rebeldes somos. Rebeldes seremos. Pero serlo
queremos con los todos que somos. Sin la guerra como casa y camino. Porque
así habla el color de la tierra: tiene la lucha muchos caminos''.
Esta manifestación tan grande es el
punto final de una caravana que durante 16 días ha llenado plazas
en toda su ruta, pero es también la expresión de un consenso
que el gobierno no puede pasar por alto. Por esta razón, Marcos
remachó:
''Es la hora de que el Fox y a quien sirve,
escuche y nos escuche. Es la hora de que el Fox y quien lo manda, nos vea.
Una sola cosa habla nuestra palabra. Una sola cosa mira nuestra mirada.
El reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas.
Es la hora de los pueblos indios, del color de la tierra, de todos los
colores que abajo somos y que colores somos a pesar del color del dinero''.
"México no es propiedad privada"
Desde la noche del pasado sábado llegó
gente a esperar a los zapatistas. Toda la mañana fue interminable
el flujo hacia el Zócalo capitalino.
El acto comenzó a las 14:30, con un
ritual mazahua que incluía copal y ofrendas que regalaron a los
zapatistas. Después, un marakame limpió con un muvieri a
toda la delegación.
El acto político se inició con
las palabras de Ramiro Taboada, de la Alianza de Pueblos Indígenas
Comunidades y Ejidos del Anáhuac, quien dio la bienvenida y reiteró
el consenso en torno al reconocimiento constitucional de los derechos indígenas.
''Los zapatistas del centro les damos la bienvenida a los zapatistas del
norte y del sur'', dijo.
Tomó la palabra Domitila Rosendo, del
Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia, que llegó en
marcha desde su estado para reclamar: ''No queremos violencia, pero el
gobierno no acepta el derecho de petición, y acaban con protestas
y marchas. Si nos rebelamos, somos perseguidos, encarcelados, desaparecidos.
Queremos tomar la decisión de nuestro propio destino''.
A nombre del CNI habló Víctor
Guzmán, quien aseveró: ''Este es el tiempo de los pueblos
indios de México... Estamos aquí para que junto con todos
ustedes podamos conseguir el lugar que merecemos. En nuestro propio país
somos tratados como extranjeros, tan es así que tenemos que dirigirnos
a ustedes en una lengua extraña, que no es nuestra lengua que nos
enseñaron nuestros padres''.
Guzmán condensó el significado
de esta movilización: ''Nunca antes una iniciativa de ley había
tenido tanta legitimidad porque ésta no es sólo la iniciativa
de la Cocopa. En Nurio fue voluntad de nuestros pueblos ratificar tal iniciativa
como nuestra''.
El CNI demandó que ''se abran las puertas
de la tribuna máxima del país para que el EZLN y la representación
de nuestros pueblos puedan hacer uso de la palabra ante los legisladores.
Esa tribuna es del pueblo mexicano, no de las fracciones parlamentarias''.
La comandanta Esther describió la situación
de las mujeres indígenas:
''Han pasado muchos años que nos tienen
en el olvido, despreciadas, discriminadas, marginadas y oprimidas. Nos
han tratado como objetos. Siempre no nos han visto como seres humanos.
''Tomamos la decisión de organizarnos
con rebeldía para pedir lo que nos hace falta: nuestros derechos.
Y lo que encontramos como respuestas de nuestra demanda fue la persecución,
la cárcel, la humillación. Pero no pudieron reir viéndonos
rendidas. Por eso ahora que estamos aquí no es que venimos a ponernos
de rodillas ni implorar ni que nos tengan lástima. No queremos changarro,
vocho y tele''.
Zebedeo, comandante tzeltal, fue el encargado
de hacer los reclamos más directos:
''Que los que luchamos durante muchos años,
al gobierno le digamos todos: es nadie sin el pueblo. Si quiere ser mejor
representante que se quite esa cerilla que tiene en los oídos y
que se quite esa carnocidad que tiene en los ojos. México no es
propiedad privada. México se habita aproximadamente con cien millones
que en ella tienen derecho de gozar y vivir su riqueza con plenitud''.
El comandante Tacho defendió el reclamo
central de los pueblos indios:
''Aquí estamos protegidos bajo la Bandera
Nacional, que es amada y respetada. Somos mexicanos y, por lo tanto, la
patria también es nuestra.
''Muy lejos nos fuimos para defendernos del
gran opresor para no ser exterminados injustamente. Nuestros primeros abuelos
pensaron con su inteligencia y su sabiduría. Se refugiaron en las
montañas más lejanas paras enriquecer su resistencia y sobrevivir.
En sus formas de gobernarse en lo político, en lo social, lo económico
y en lo cultural''.
Dirigiéndose a las instituciones del
Estado, les advirtió:
''Queremos decirles hoy a los que se dicen
gobiernos que nos escuchen, que llegó a su fin el olvido racial
y desprecios de los indios de México. No les permitiremos nunca
jamás la burla y el desprecio. Que en cualquier rincón de
la patria mexicana nos defenderemos y no nos quedaremos callados nunca
jamás. No les permitiremos más de injusticia genocida con
la muerte silenciosa''.
Tocó el turno al comandante David, quien
preguntó:
''¿Qué la cuesta a Fox darle
a los pueblos indígenas el reconocimiento de sus derechos?''
Finalmente, David se dirigió a los legisladores:
''No le pongan más candaditos a la ley
de la Cocopa, porque si lo hacen le van a poner más de cien candados
a la puerta de la paz, a la única posibilidad del diálogo''.
Así concluyó la presentación
de la comandancia del EZLN y del "subcomandante Marcos" en el Zócalo
capitalino. El comandante Gustavo entonó el Himno Zapatista y minutos
después se dio por concluido el evento.
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