Fragmento
de El mundo, Siete pensamientos (Subcomandante Marcos)
VII. La resistencia
Las crisis preceden a la toma de conciencia de su
existencia, pero la reflexión sobre los resultados o salidas de esas
crisis se convierten en acciones políticas. El rechazo a la clase política
no es un rechazo al hacer política, sino a una forma de hacerla.
El hecho de que, en el muy limitado horizonte del calendario del Poder, no
aparezca definida una nueva forma de hacer política no significa que ésta
no esté ya andando en pocos o en muchos de los fragmentos de las
sociedades en todo el mundo.
Todas las resistencias, en la historia de la humanidad, han parecido
inútiles no sólo la víspera, sino también ya avanzada la noche de la
agresión, pero el tiempo corre, paradójicamente, a su favor si es
concebida para ello.
Podrán caer muchas estatuas, pero si la decisión de generaciones se
mantiene y alimenta, el triunfo de la resistencia es posible. No tendrá
fecha precisa ni habrá desfiles fastuosos, pero el desgaste previsible de
un aparato que convierte su propia maquinaria en su proyecto de nuevo
orden, terminará por ser total.
No estoy predicando la esperanza hueca, sino recordando un poco de
historia mundial y, en cada país, un poco de historia nacional.
Vamos a vencer, no porque sea nuestro destino o porque así esté escrito en
nuestras respectivas Biblias rebeldes o revolucionarias, sino porque
estamos trabajando y luchando para eso.
Para ello es necesario un poco de respeto al otro que en otro lado resiste
en su ser otro, un mucho de humildad para recordar que se puede aprender
todavía mucho de ese ser otro, y sabiduría para no copiar sino producir
una teoría y una práctica que no incluyan la soberbia en sus principios,
sino que reconozca sus horizontes y las herramientas que sirven para esos
horizontes.
No se trata de solidificar las estatuas existentes, sino trabajar por un
mundo donde las estatuas sirvan sólo para que los pájaros se caguen en
ellas.
Un mundo donde quepan muchas resistencias. No una internacional de la
resistencia, sino una bandera policroma, una melodía con muchas tonadas.
Si aparece di-sonante es sólo porque el calendario de abajo está todavía
por armar la partitura donde cada nota encontrará su lugar, su volumen y,
sobre todo, su liga con las otras notas.
La historia está lejos de terminar. En el futuro, las convivencias serán
posibles, no por las guerras que pretendieron dominar al otro, sino por
los "no" que dieron a los seres humanos, como antes en la prehistoria, una
causa común y, con ella, una esperanza: la de la supervivencia… por la
humanidad, contra el neoliberalismo.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.