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Esta cruz, la más antigua de
América, encontrada en Matará, Santiago del Estero, Argentina, es fiel testigo de la
acción evangelizadora de los primeros misioneros en tierras americanas: los rasgos
culturales, religiosos y artísticos hispánicos pasan a ser elementos del indio, que los
asimiló y fusionó en su propia cultura, ejecutando esta preciosa obra.
Bajo la dirección de los padres jesuitas, la mano de obra fue indígena y muy hábil,
logrando todo un estilo al emplear ciertos recursos para las figuras: el ensanchamiento
del torso, movimiento del ave, etc. La talla se hizo en madera fibrosa de la flora
regional, el mistol. Sus dos partes están unidas por dos clavos de madera y el ensamble
es perfecto. Es extraordinario el trabajo minucioso, el equilibrio entre cada una de las
figuras y la integración armoniosa de todos los elementos: la cabellera de Cristo, el
menudo inciso de las faldas, del cometa, la pose de la figura femenina, la actitud
hierática del cacique, la ornamentacion de los bordes. La disposición forma una unidad
perfecta y este aspecto es muy importante, ya que indica la intención del artista.
La Cruz de Matará tuvo una finalidad catequética. En ella se encuentran compendiados los
motivos centrales de nuestra fe:
Obra creador de Dios: sol y luna.
Cristo verdadero Dios y verdadero hombre: figura de Cristo Crucificado, alfa y omega,
principio y fin.
Virgen María Corredentora: figura femenina.
Misterios de la Vida de Cristo: Encarnación y Nacimiento: cometa o estrella de Belén;
Pasión Redentora: gallo, negación de Pedro; indio: oración; llamas de fuego:
purgatorio.
Instrumentos de la Pasión: azotes, corona de espinas, martillo, clavos, escaleras, lanza,
dados.
Eucaristía: espigas y cáliz.
En la parte superior del madero vertical puede apreciarse el año de talla: 1594 y el
nombre del lugar, con algo de dificultad: MATARA, además una cruz griega.
Matará es el topónimo de la tribu de los indígenas mataraes de la zona, quienes se
relacionaron de manera especial con dos misioneros ejemplares: uno el Padre Alonso Barzana
o Barcena, jesuita, conocido como el apóstol del Perú, que pasó por Matará misionando
toda esa zona; el otro: San Francisco Solano, quien recorrió Santiago del Estero entre
1592 y 1593.
Puede hacerse un estudio mucho más exhaustivo de cada una de las figuras y motivos
tallados en la Cruz, ya que su contenido doctrinal y valor artistico son riquísimos, pero
bástenos esta breve reseña. |