Métodos
de trampeo en Artrópodos
Existen
dos grupos de trampas:
1) las denominadas trampas activas, que son aquellas que
atraen la fauna mediante distintos procedimientos: luz, colores,
cebos naturales o químicos.
2) las trampas pasivas, las cuales interceptan de manera fortuita
a los artrópodos, aprovechando ciertas características
naturales de estos, y nos sirven para hallar la abundancia relativa.
TRAMPAS ACTIVAS.
Trampas de luz: se utilizan sobretodo para captura de insectos
nocturnos, como lepidópteros, tricópteros y coleópteros.
Atraen a los insectos porque la alta iluminación de la
misma, con respecto al ambiente circundante, altera los mecanismos
fotorreceptores, haciendo que los insectos se dirijan hacia el
foco de luz. Cualquier efecto que reduzca este contraste, como
la iluminación de edificios circundantes o la claridad
de una noche de luna llena, influye reduciendo considerablemente
el número de capturas. Como fuentes de luz más usuales,
son utilizadas las lámparas de vapores de mercurio, los
tubos fluorescentes de luz actínica o ultravioleta y las
de luz negra. El material así atraído será
retenido mediante diversos mecanismos. Un problema común
a todos ellos, es el gran deterioro que sufren los insectos tras
su captura, a no ser que en el recipiente receptor, haya un potente
agente anestésico, que inmovilice a las presas rápidamente.
El uso de alcohol deteriora las escamas o setas, que recubren
la cutícula de algunos insectos y los hace difícilmente
identificables. Un buen mortífero para evitar deterioros,
son los vapores de cianuro. También se han diseñado
trampas de luz acuáticas para crustáceos, principalmente
cladóceros. Su forma varia en función del grupo
que estudiemos, pero en esencia, consisten en un foco de luz que
atrae a los ejemplares, estos chocan con el capuchón y
caen por un embudo situado por debajo del foco de luz, resbalan
y caen al bote recolector. Se suelen poner de 8 de la tarde hasta
la una de la madrugada.
El
problema que plantean estas trampas es que implican tener que
llevar una batería para la luz, que suelen ser pesadas
y hacen ruido (aunque cada vez se mejoran más las baterias)
y no podemos tener un dato exacto de la densidad de población.
En los botes de recogida se puede poner alcohol, pero hay material
más delicado como los Lepidópteros, con los que
es conveniente usar vapores de cianuro (para ello ponemos en un
bote cianuro, encima serrín y por encima una capa de escayola),
el cianuro mata rápidamente pero tiene el inconveniente
de ser un material muy peligroso. Sin
llegar a ser una verdadera técnica de trampeo, también
tenemos el método de la tela blanca, que consiste
en una extensa tela o sábana blanca colocada horizontalmente
sobre el suelo y suspendida en posición vertical mediante
soportes o en un árbol. Sobre la superficie blanca se hace incidir
un foco de luz que atraerá a los insectos. Estos caerán
sobre ella o revolotearán en sus inmediaciones. Presenta
el inconveniente de que es preciso capturar los insectos a medida
que son atraídos, con lo cual los insectos no tienen la
oportunidad de huir tras su atracción y además,
al se capturados inmediatamente, no sufren deterioro.
El
uso de trampas de luz, tiene algunas limitaciones, como son la
variación de eficacia de la misma según las distintas
especies, según la fase lunar o condiciones climatológicas
del día de la captura o de los diferentes lugares donde
la trampa es instalada. Por ello, es poco recomendable es estudios
comparativos o de abundancia relativa, pero pueden ser útiles
para observaciones fenológicas de ciertas especies que
son sensibles a dichas trampas o para estudios propiamente faunísticos
de un determinado grupo. Hay
que tener presente que una trampa que asegure un mayor número
de capturas no es necesariamente la mejor, ya que para la realización
de análisis estadísticos con los efectivos conseguidos
por las trampas, conviene contar un número bastante aceptable
de individuos, pero es imprudente suponer que las conclusiones
de tipo biológico que de ellas se deriven, tengan que ser
más válidas que las que puedan deducirse de muestras
menos numerosas.
Trampas
de atracción por estímulos naturales
Las
variaciones en la eficacia de estas trampas reflejan cambios reales
en la población. En ellas se utilizan las plantas que colonizan
insectos fitófagos, huéspedes de hematófagos,
etc.
-Trampa
manitoba: diseñada principalmente para la captura de
tábanos que son atraídos por una esfera negra o
roja suspendida por una cuerda, llena de dióxido de carbono,
en el centro de un trípode. El cono superior del trípode
se rodea con un plástico y en su vértice se coloca
un bote receptor. Esta trampa es exclusiva para insectos que acuden
al ganado.
-Trampas
de cebo:
1.
Para artrópodos terrestres (pit-fall): Se utilizan
para recolectar grupos específicos de artrópodos.
Las trampas de cebo más sencillas , consisten en un recipiente
hundido a ras del suelo, con un embudo y en cuyo interior se coloca
la sustancia atrayente y se protege de la lluvia y de otros animales
mayores con una piedra grande sostenida por otras de menor tamaño,
de modo que se permita el acceso de artrópodos, o bien
cubriéndola con ramas espinosas u otras estructuras (trampa
de fit-fall). El
cebo utilizado depende del grupo que se pretende capturar y de
su biología. Los mas usuales son excrementos para coprófagos,
carne en putrefacción para capturar necrófagos,
disoluciones de vino, de cerveza, frutos en avanzado estado de
fermentación para atracción de ciertas familias
de moscas, coleópteros (cetónidos), etc... también
es frecuente el uso de soluciones diluidas de formol al 3 por
ciento, el cual presenta una triple ventaja: actúa como
atrayente, como sustancia mortífera y como líquido
conservante. No obstante, los insectos así atraídos
deben ser transladados a alcohol, ya que el formol deteriora la
cutícula de los ejemplares.
2.
Para insectos voladores: se crearon para la captura de dípteros
australianos): principalmente lepidópteros, dípteros
e himenópteros. Estas trampas están diseñadas en
función del tipo de estudio a realizar, el hábitat
en el que se hacen las capturas y el grupo de insectos que se
pretende colectar. Básicamente, se trata de una trampa
suspendida con un cebo en un árbol u otro soporte, para
aislarlo de la fauna del suelo, en el centro tiene una malla que
permite el paso del olor del cebo (para las moscas australianas
se ponían heces con coleópteros que las descomponían
y mantenían un fuerte olor), tiene una veleta que pone
la trampa en la dirección del viento, de manera que los
insectos que detectan el olor, vuelan contra el viento y llegan
a la trampa. Las trampas deben colocarse en lugares protegidos
del sol para reducir la condensación y efectos nocivos
de la incidencia de los rayos solares sobre la trampa y los ejemplares
capturados. En climas secos, hay que proteger los cebos de la
sequedad, ya que podría disminuir sustancialmente la acción
atractiva.
-Bandejas
coloreadas: es un método original para la atracción
de homópteros, principalmente pulgones, pequeños
dípteros, himenópteros y coleópteros (también
trampas de Moericke o trampas amarillas). El color que mejores
resultados proporciona es el amarillo. Las bandejas son colocadas
horizontalmente sobre un soporte a una distancia aproximada de
1m sobre el nivel del suelo, se llenan de agua con un poco de
detergente para reducir la tensión superficial. Los recipientes
tienen unos agujeros por donde sale el agua en caso de que llueva
mucho y se llenen demasiado. Los insectos atraídos por
la superficie coloreada caen al agua. Es conveniente un lavado
posterior del material para eliminar los restos de detergente
que hayan quedado retenidos en la superficie cuticular. El tamaño
de estas trampas está estandarizado y se utilizan sobre
todo para capturar los pulgones que se desplazan con las corrientes
de aire y son fuertemente atraídos por el color amarillo.
Otros insectos acuden a otros colores.
-Trampas
de sonido: ciertos sonidos actúan como atrayentes para
mosquitos y probablemente otros insectos.
-Trampas
de apareo: utilizadas para la captura de ciertas mariposas
nocturnas. La hembra no apareada actúa de cebo atrayendo
al macho mediante la secreción de sustancias hormonales
denominadas feromonas.
TRAMPAS
PASIVAS O DE INTERCEPCIÓN
Son
más apropiadas que las anteriores para evaluaciones cuantitativas
de las poblaciones, ya que se descarta la variación debida
a la atracción.
Trampas
de caída: dan buenos resultados si su colocación es
estratégica. Un modelo clásico seria el formado
por un conjunto de recipientes (consiguiendo mayor superficie
de caída que con un sólo bote) enterrados a ras
de suelo y cubiertos como en el caso de las trampas activas. En
este tipo de trampas no se utiliza ni alcohol ni formol, ya que
pueden actuar como atrayentes, de manera que se utilizan soluciones
acuosas de trisodio fosfato, ácido pícrico o etilenglicol,
que no ejercen poder de atracción. Los distintos recipientes
se comunican, mediante canales artificiales enterrados a ras del
suelo, estos pueden ser confecciones con cañas de bambú
o tubos de plástico o de goma, de modo que los organismos
que caigan, sean guiados hasta las trampas. Para vaciar estas
trampas se hace manualmente o bien mediante el uso de aspiradores
bucales o cualquier otro método que no requiera la extracción
de la trampa del suelo. Este tipo de trampas es utilizado en el
estudio de fauna edáfica.
Trampas
aéreas: uno de los métodos más simples
es una red cónica suspendida a la que se la puede acoplar
una veleta, que asegure una posición permanente en contra
del viento. La eficacia de estas redes depende de la velocidad
del viento, y son útiles para insectos de vuelo débil
tales como áfidos o para ser instalados en collados o enclaves
dónde la velocidad del viento es regularmente alta. Un
método consiste en un cristal transparente o malla de coloración
poco contrastada con el entorno. Los insectos chocan contra esta
superficie en su recorrido y caen a un pequeño canal con
etilenglicol situado en la base de las pantallas.
Otro
tipo de trampa es la trampa de Malaise, que es una tienda
de campaña rectangular con paredes de malla negra o verdosa,
con los lados de mayor tamaño abiertos, y con un tejado
con uno de sus extremos a mayor altura que el extremo opuesto,
siendo en el de mayor altura donde se coloca el recipiente colector
(ya que los insectos tienden a huir volando hacia arriba), que
puede estar lleno de alcohol o bien vacío, para insectos
que se estropeen en alcohol. Las dimensiones dependen de los requerimientos,
pero cuanto mayor es su tamaño mayor es el número de insectos
recolectados. No obstante cuanto mayor es la trampa, más
expuesta está a los efectos del viento. Para obtener buenos
resultados, las trampas de Malaise deben colocarse en lugares
de paso de insectos voladores. Este método es bueno para
captura de himenópteros y dípteros pero no da buenos
resultados para coleópteros y hemípteros. Este tipo
de trampas son muy agresivas, se recogen gran cantidad de ejemplares
y por tanto, es peligroso utilizarlos en ecosistemas frágiles,
con poca población de insectos. Este método no da datos
exactos de los niveles de densidad de población, tampoco
sabemos si el color de la tela a podido atraer a los ejemplares.
Estas trampas son buenas para estudiar fenología de una
especie determinada. Una modificación de la trampa de Malaise
es la diseñada por Aubert (1969) para la captura de insectos
migradores en áreas montañosas. Consiste en una
estructura de grandes dimensiones (37 m) extendida en arco y denominada
"filet tente", siendo importante en este caso su orientación
respecto al viento. Se ponen durante 5 minutos y se estima ejemplares/5min.
Otra modificación es la trampa de Malaise luminosa, que
es una trampa activa, con un foco de luz, construida con tres
paredes triangulares, con zonas abiertas entre ellas, con un bote
recolector en la parte superior donde está el foco de luz.
Sirve para capturar dípteros hematófagos (típulas
y culicidos).
Metodología de preparación y conservación
de Artrópodos
Los
métodos de conservación se pueden agrupar en dos
apartados: 1) en seco y 2) en un medio líquido que actúe
de conservante, para insectos de consistencia blanda este último
presenta las ventajas de ahorro de espacio, facilidad de manejo
y observación de los ejemplares. Al alcohol se le suele
añadir también glicerina para que no se endurezcan
demasiado.
TRANSPORTE:
transporte desde el lugar de captura hasta el laboratorio. En
el caso de conservarlos en un medio líquido, podemos incluirlos
directamente en el campo. El problema está en los ejemplares
que queremos conservar en seco, ya que se debe realizar el transporte
de manera que se deterioren lo menos posible y nos ocupe esta
tarea el mínimo de tiempo. Estos ejemplares se pueden estropear
por el roce, mordeduras entre ellos, secreciones producidas como
defensa, agua exudada que se acumula en los recipientes de transporte,
etc. Como solución podemos optar por dos métodos:
-
guardarlos de manera aislada en tubos de boca ancha, en los
cuales se pueden transportar vivos hasta el laboratorio.
-
ponerlos juntos en frascos en los cuales colocaremos virutas
pequeñas de corcho con algunas gotas de acetato de
etilo que matará a los ejemplares, evitándose
así que se rocen y muerdan entre ellos (para insectos
de tegumentos duros, como coleópteros, para grupos
más delicados es mejor colocarlos en tubos aislados).
También podemos ponerlos en cajas con algodón,
una vez muertos.
Los
lepidópteros son un caso especial, ya que son muy delicados
y se deben matar inmediatamente, para lo cual lo más recomendable
es un frasco de cianuro potásico. Una vez muertos para
su transporte y almacenaje se guardan en triángulos de
papel, donde se apunta la localidad y la fecha en la solapa y
se depositan en cajas, frecuentemente de madera, para evitar aplastamiento.
Los lepidópteros pueden matarse presionando en el tórax
con los dedos, sobre la zona situada justo debajo del punto de
articulación de las alas. Los botes de cianuro potásico
pueden utilizarse también para otros grupos. El problema
del cianuro es que deja duros los ejemplares. Los ortópteros
suelen transportarse en cucuruchos de papel. El método
más habitual es matar los insectos con acetato de etilo,
el único inconveniente es que el acetato de etilo ataca
el plástico y debemos utilizar botes de cristal, que pueden
romperse con más facilidad. Un detalle importante, es apuntar
el mayor número de datos posibles en nuestro cuaderno de
campo, que nos servirán de gran utilidad en el estudio
del material. Siempre se incluirán etiquetas con la localidad
y fecha o bien los números de referencia a las localidades
y fechas consignadas en la libreta de campo (para ir más
rápido).
PREPARACIÓN
Y CONSERVACIÓN
Conservación
en medio líquido: por regla general, se conservan en
medio líquido, todos los quelicerados, crustáceos,
miriápodos y los insectos de tegumento blando. Este medio
líquido estará formado por alcohol de 70 grados,
al que se añade unas gotas de glicerina que evitar el excesivo
endurecimiento. Se podrán guardar bien aisladamente o bien
juntos los de la misma especie, siempre que tengan la misma procedencia.
Se utilizan tubos apropiados al tamaño del grupo y tras
etiquetarlos se cierran con tapones o simplemente algodón
y se guardan juntos los del mismo grupo. Para las larvas se recomienda
una mezcla de nueve partes de alcohol y una de glicerina, lo que
da como resultado un líquido m‡s viscoso, que hace que
las larvas se deterioren menos al manipularlas posteriormente
y la evaporación del líquido es mucho menor. A las
larvas grandes es conveniente hacerles alguna incisión
para que penetre el líquido. Algunas larvas se ennegrecen
rápidamente y por ello algunos autores dicen que es mejor
conservarlas en disoluciones de cloruro de magnesio, aunque a
veces es más práctico matarlas por inmersión
en agua hirviendo y así se conservarán perfectamente
en alcohol de 70 grados con o sin glicerina. Otro método
para las larvas es la inclusión de las mismas en líquido
Kaad ( 70 por ciento de alcohol de 95 grados, 14 por ciento de
ácido glacial acético, 8 por ciento de tolueno y
8 por ciento de dioxano), donde permanecerán un tiempo
no inferior a 2 horas. Una vez muerta y fijada la larva se transferirá
a alcohol conservante. Para la conservación de coleópteros
se utiliza una mezcla denominada de Scheerpelz, que está formada
por 60 por ciento de alcohol absoluto, un 1 por ciento de ácido
acético puro que mantiene blandas las articulaciones y
un 39 por ciento de agua. La
conservación en medio líquido tienen el inconveniente
de que las setas se aglutinan, impidiendo el estudio de los ejemplares.
Los
crustáceos deben conservarse en medio líquido, bien en
alcohol de 70 grados con unas gotas de glicerina o bien en formol
al 4 por ciento al cual añadiremos una base.
Conservación
en seco: los grupos que se conservan en seco son casi exclusivamente
insectos. Los insecto pueden colocarse en planchas y guardarse
en cajas de cartón o madera, no muy altas y del mismo tamaño
para facilitar su almacenaje. Es conveniente colocar en el interior
de las cajas un antiparásitos como naftalina o paradiclorobenceno.
Si los ejemplares se han secado y endurecido, se deben reblandecer
antes de efectuar el montaje definitivo (si no pasa más
de un día desde la captura estarán blandos), introduciéndolos
en una atmósfera de humedad, por ejemplo, en un frasco
de boca ancha u otro recipiente que se llena en parte de agua
(1/3) sobre la cual se coloca un corcho con un papel de filtro
encima y sobre el los ejemplares, cerrándolos a continuación
herméticamente. Para evitar que el enmohecimiento de los
ejemplares se pone un cristal de timol sobre el corcho (también
se puede usar esencia de mirbana o nitrobenceno, fenol, formol,...).Se
dejarán entre 48 y 96 horas, aunque el tiempo depende de
los ejemplares.
Una
vez reblandecido se procede al montaje. Los insectos adultos se
montan con alfileres entomológicos y nunca se deberán
emplear alfileres de costura, ya que con el tiempo llegan a oxidarse,
estropeándose los ejemplares. Los alfileres entomológicos
tienen un misma longitud, aproximadamente 38 mm, varían
en su grosor, para lo cual se numeran desde el 0, 00, 000 al 8.
Los ejemplares se pinchan por la cara dorsal, dejándose
2/3 del alfiler por debajo del insecto y 1/3 del alfiler por encima.
Las patas y antenas se colocarán de forma simétrica
y recogidas junto al cuerpo para evitar que se rompan al manejar
el ejemplar. Cuando las antenas son muy largas estas se sitúan
hacia atrás, sobre el cuerpo.
En
los coleópteros, el alfiler se clava en el élitro
derecho, con las patas recogidas debajo del cuerpo, el primer
par de patas hacia delante y el segundo y el tercero para atrás,
antenas hacia atrás; en los hemípteros se clava
en el escutelo; en ortópteros ligeramente a la derecha
de la línea media del pronoto. De cualquier manera se procurará
dañar lo menos posible al ejemplar, para no ocultar caracteres
necesarios para la identificación.
Los dípteros y los himenópteros se pican en el mesonoto,
en la parte derecha superior y se dejan las alas ligeramente separadas
del cuerpo de forma que permitan una buena observación,
del abdomen y de la venación alar. Para lograr que queden
de la forma adecuada, se hunde el alfiler hasta que el ejemplar
quede en contacto con el corcho y se colocan alfileres sujetando
las patas y las antenas en la posición definitiva. Los ejemplares
se dejan así hasta su completa desecación.
Para
lograr el montaje completo de los lepidópteros se utilizan
los extendedores de alas, que en esencia, consisten en dos planchas
paralelas de un material blando (corcho, madera de balsa, etc)
situadas sobre una base también blanda, al menos en el
espacio que dejan entre sí las dos bandas; este espacio
deberá ser suficientemente ancho y profundo como para alojar
el cuerpo de la mariposa una vez atravesada con e alfiler. La
ranura que se forma, podrá ser regulable. Una vez clavado
el alfiler a la mariposa atravesando el mesonoto (en la parte
superior derecha del tórax), se coloca en la ranura del
extendedor de modo que el punto de articulación de las
alas quede al mismo nivel que las bandas laterales. Después
se colocan las alas en posición correcta, es decir, con
el borde posterior del ala anterior se sitúa perpendicularmente
al eje antero-posterior del cuerpo, las alas posteriores se elevan
ligeramente por debajo de las anteriores de forma que aproximadamente
sea visible el extremo de la nerviación 7; las antenas
se mantienen paralelas al borde costal de las alas anteriores.
Una vez colocada la mariposa en la ranura se coloca una tira de
papel (papel vegetal) sobre las alas de uno de los lados, fijándola
por delante y por detrás de las alas con alfileres, seguidamente
ponemos un trozo de papel en el otro par de alas, pero solo las
sujetamos con un sólo alfiler y sirviéndonos de
un alfiler entomológico, levantando ligeramente esta tira
de papel y apoyándonos en la primera nerviación
gruesa del ala anterior, se empuja, hasta que su borde posterior
quede perpendicular al cuerpo del animal, luego sujetando con
el dedo el ala anterior, procederemos a colocar el ala posterior.
El movimiento de las alas no se hará por el borde sino
desde la base del ala, con un alfiler entomológico. La
nerviación de las alas es muy importante para la identificación.
Los
odonatos y los grandes neurópteros los preparamos igual
que las mariposas, con la diferencia que aquí el borde
posterior del ala no se sitúa exactamente en posición
perpendicular al eje anteroposterior del cuerpo.
En
los ortópteros se extiende el ala derecha y se les pica
en el pronoto.
Cuando
los insectos con muy pequeños, se pueden montar en minucias
o pegarlos sobre un pequeño cartón. Las minucias
son microalfileres sin cabeza, cuya longitud sobrepasa ligeramente
1 cm. El insecto se atraviesa por la región ventral torácica,
bajo la lupa y cogiendo la minucia con pinzas, por la parte fina
de la minucia y a continuación se clava la minucia, por
la parte m‡s gruesa en un trozo esponja compacta, madera de balsa,
etc y se clava en un alfiler entomológico normal, donde
también se colocan las etiquetas. También se pueden
pegar en un trozo de cartulina, que puede tener forma triangular
o bien rectangular. Para pegar el insecto, se empleará
una sustancia que se disuelva en agua, como goma arábica,
Hoyer, Berlese, etc, lo cual nos permitirá despegar el
ejemplar en caso de ser necesario. Algunos autores tienen por
costumbre pegar varios ejemplares de la misma especie en sendos
cartoncitos y en posiciones diferentes, lo que permite ver las
distintas caracter’sticas de la especie sin tener que despegarlos.
NOTA:
todos los datos anteriores sobre la preparación del insecto
una vez picado, serían para una colección científica,
ya que por otro lado tendríamos las colecciones de museo,
en las cuales, el fin es enseñar el ejemplar y no trabajar
con él, entonces en estas colecciones nos encontramos a
los insectos con las patas separadas, antenas separas, etc, es
decir, en una posición más vistosa. Sin embargo,
el fin de las colecciones científicas es colocarlos de
manera que los insectos se deterioren lo menos posible cuando
trabajemos con ellos, sin ocultar las partes importantes para
identificar al ejemplar.
Etiquetado
y almacenado: antes del etiquetado el material debe estar
seco sino saldrán hongos (para acelerar el secado el material
picado se mete en estufas). Todos los ejemplares llevan al menos
dos etiquetas, una de la localidad y otra de la determinación.
El tamaño debe ser uniforme y aunque no existen unas medidas determinadas,
es suficientemente grande un etiqueta de 2 cm de largo por 1 cm
de ancho. La etiqueta de la localidad debe de indicar en primer
lugar, la zona de recogida, debajo la provincia, debajo el país,
debajo la fecha y por último el leg (persona que lo ha
recogido). La etiqueta de determinación debe indicar la
familia y debajo el género o especie a que pertenece y
por último el det (persona que lo ha determinado). En el
alfiler entomológico la etiqueta de la localidad, se coloca
por encima de la etiqueta de determinación.
Para
guardar los ejemplares en seco se pinchan en cajas entomológicas
que deben cerrar herméticamente y en ellas se coloca en
una esquina naftalina, ampollas de sauvinet u otros antiparásitos.
Las cajas entomológicas tienen la parte de arriba de cristal
para evitar tener que abrir las cajas para saber lo que hay dentro
y tienen la base blanda para poder clavar los alfileres con los
ejemplares. La caja se etiqueta por fuera con el nombre de la
familia y el género y por dentro se pone una etiqueta con
el nombre de la especie. Estas cajas se guardan en armarios entomológicos,
que son de metal (porque la madera puede ser atacada por insectos,
que podrían estropear también las colecciones),
y tienen ranuras donde se guardan las cajas. En los museos estos
armarios tienen una doble pared por donde inyectan gas contra
insectos. El mayor peligro para las colecciones es el coleóptero
del género Anthremus (familia Dermestidae), ya que
sus larvas se comen a los ejemplares secos (si vemos un ejemplar
pinchado con un montoncito de polvo marrón justo debajo,
sabremos que la colección está infectada por este
coleóptero).