Carmelo Dávila Nieto,
LA REFORMA DEL TEATRO “PEREZ GALDÓS”
Mis temores se han
confirmado, total y desgraciadamente. El Teatro "Pérez Galdós" ha sido
destrozado sin contemplaciones. Ha sufrido un atentado arquitectónico
de máximo grado. La "restauración" a que lo han sometido, que la
anterior Alcaldesa, la inepta Josefa Luzardo, de triste recuerdo por
su nefasta actuación, alegó que era "necesaria y esencial" para la
declaración de Vegueta-Triana como Patrimonio de la Humanidad, ha
resultado horrenda. Sin sensibilidad alguna ha roto la pureza de su
estilo neoclásico con el espantoso cajón, nuevo habitáculo para el
escenario y una parte trasera que evoca arquitectura hospitalaria con
unos horribles módulos para el aire acondicionado en la azotea. La
"rehabilitación" del interior es absolutamente vulgar, sustituyéndose
el tradicional color celeste de los cortinajes por un rojo chillón.
El
tapizado de los asientos contrasta enormemente con el azul del hermoso
telón -que debería conservarse en el Museo de Néstor para evitar su
total deterioro, tal y como se está llevando a cabo con los de todos
los grandes teatros antiguos del Mundo-; cierto que dicho color es el
que predomina en la mayoría de los teatros nacionales y foráneos pero,
en el nuestro "desafina".
El color de las balconadas de las plateas y
palcos tampoco es el adecuado y debió haberse resaltado con las líneas
en dorado, mucho más regio. Las maderas han perdido el noble carácter
de la caoba, siendo ahora claras por lo que parecen muebles de Ikea.
Se ha argumentado que originalmente eran así pero yo, que desde los
cinco años estoy acudiendo al "Pérez Galdós" al que desde tan temprana
edad me llevaba mi finado padre, las recuerdo oscuras, en lo que están
de acuerdo todos mis amigos mayores, muchos octogenarios y algún
noventón, con los que he comentado el tema.
Decisión semejante se
adoptó en la "restauración" precedente del Parador de la Cruz de Tejeda, cuando los barrotes de las puertas se repintaron de colorines
con la excusa de que así lo había reflejado Néstor en sus bocetos, lo
que es absolutamente falso pues, por los que se conservan en el Museo,
en el Pueblo Canario, se puede comprobar que el color es únicamente el
verde. Las puertas de acceso a las localidades han sido sustituidas
por unas modernas, horrendas y las de plateas y palcos han sido
pintadas de un color gris, deplorable. El motor del aire acondicionado
"suena" excesivamente, esto se nota sobre todo en el patio de butacas.
El sistema eléctrico está fatal y en una de las representaciones de la
verdiana Ópera "Macbeth" se produjo una avería que tardó bastante
tiempo en ser reparada. En los techos hay filtraciones de agua de
lluvia y pese a tanta demora en la terminación de las obras y tanto
gasto de dinero, no se ha dotado al escenario del necesario sistema
giratorio para representar dos actos seguidos, abreviando con ello la
duración de las representaciones y el tiempo dedicado a los
intermedios. El Teatro "Pérez Galdós", que era una joya, debió haber
sido restaurado tal como era y en el edificio anexo se debió tratar de
conservar su línea arquitectónica. Quizá se debió de haber dejado como
teatro de cámara y edificar un nuevo teatro, moderno, con mayor
capacidad -sobre los dos mil espectadores- más acorde con la actual
población de la Ciudad ya que en el actual, después de la
"restauración", el aforo se ha reducido considerablemente al ser
suprimidas varias filas de butacas para ampliar el foso de la
orquesta. Este despropósito ha perjudicado la acústica. Los cantantes
se quejan de no percibir con nitidez a la orquesta. Un total absurdo
ya que a más habitantes se ofrece menor capacidad, lo que obliga a
aumentar el número de funciones para atender a la demanda, sobre todo
a la de los abonados de los Amigos Canarios de la Ópera.
LOS RAÍLES DEL TRANVÍA EN TRIANA
No comprendo la conveniencia de la iniciativa de mostrar en la calle
Mayor de Triana unos fragmentos de los oxidados raíles del tranvía que
en época pretérita circuló por la Ciudad. ¿Qué interés tienen esos
restos para los locales y para los foráneos?. ¡Ni que constituyera un
vestigio de la cultura prehispánica!... Raíles como esos los hay en
todas las ciudades del Mundo por lo que el supuesto atractivo de su
exposición, a mi criterio, es irrelevante y no embellece la vía pues
ahora, al estar al nivel del pavimento resultan una aparición bastante
forzada, a contrapelo, y sin solución de continuidad ya que no abarcan
toda la calle. Además, son un peligro para los tacones femeninos. La
gente pasa indiferente, sin detenerse a contemplarlos. Un fracaso
rotundo de un capricho que ha costado bastante dinero a las siempre
exhaustas arcas municipales.
EL ESCUDO DE LA CIUDAD, ¿UNA ESPIGA?
La Ciudad Real de Las Palmas de Gran Canaria, que este es su verdadero
nombre, no Ciudad del real de Las Palmas, por lo que la Asociación que
lleva ese nombre debería modificar su denominación para ajustarse a la
verdad histórica, posee un hermoso escudo del que se conmemoró, en el
año 2006, sin mayor relieve, como siempre sucede en lo relacionados
con la Ciudad y la Isla por la apatía de los responsables políticos,
el 500 aniversario de su concesión por la Reina Juana de Castilla.
Únicamente lo recordó la Concejala Nardy Barrios, de no equivocarme.
La nefasta Alcaldesa, repito, que fue Pepa Luzardo, que tantos errores
cometió y que demostrando su mala memoria osa censurar a la actual
Corporación que tantos enormes problemas se ha encontrado, heredados
de su gestión y de la del no menos infausto José Manuel Soria que, sin
embargo, recibieron el general beneplácito de los Concejales de su
pepero partido, se atrevió a sustituir el señorial escudo por un
horrendo logotipo que recuerda a una espiga o a la radiografía de la
espina de un pez. Me sorprende que el actual Alcalde, Jerónimo
Saavedra, que es tan sensible para el arte y la cultura, no haya
decidido recuperar el escudo tradicional que no importa que aparezca
con las fantasías que le añadió el genial Néstor, que de no haberse
recluido en esta, su Ciudad natal, y fallecido en plena madurez,
hubiese sido otro de los grancanarios -palmenses- universales... Ahí
están sus pinturas y bocetos para refrendarlo.
LA ACÚSTICA DEL AUDITORIO
Según los que se consideran expertos en sonido, los problemas
acústicos que afirman tiene el Auditorio "Alfredo Kraus" y que yo no
he apreciado pues he oído perfectamente en las distintas localidades
que he ocupado, son consecuencia de la cristalera que el Alcalde Juan
Rodríguez Doreste se obstinó en que se colocara para "ver la mar",
como si en la oscuridad de la noche tal contemplación fuera posible.
Aseguran dichos expertos que el sonido rebota en el cristal con la
consiguiente dispersión, lo que se podría evitar, aseveran,
cubriéndolo de madera durante las interpretaciones, lo que podría ser
una especie de persiana y si no diera resultado tal procedimiento
debería quitarse la cristalera y sustituirla por una pared adecuada
que concentrase y proyectase óptimamente los sonidos. Eso, aunque para
algunos el ventanal sea muy bonito, porque la finalidad de un
auditorio es que se oigan perfectamente las interpretaciones musicales
y no la contemplación de la mar, que puede ser llevada a cabo, en los
entreactos, saliendo a las terrazas, desde las que se puede admirar la
incomparable visión de la también incomparable playa de Las Canteras.
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