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Diálogos de la serie televisiva Kung-fu |
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Ha sido un placer encontrar esta pequeña joya. En nuestros años de juventud, no nos perdimos la serie televisiva llamada en España "Kung-fu", protagonizada por David Carradine. Las escenas de lucha, ciertamente, dejaron mucho que desear, principalmente por usar un actor que no tenía conocimientos de Boxeo Chino. Según tenemos entendido, en principio el papel del protagonista iba a ser para Bruce lee, pero era demasiado chino, y por aquella época era impensable que el papel principal de una película (y menos aún de una serie televisiva) norteamericana no fuese para un actor estadounidense. De todas formas, los diálogos son nuestro principal recuerdo de aquella época. Y ahora tenemos la ocasión de transcribir un buen número de ellos aquí. Esperamos que los disfrutes al igual que nosotros. |
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- ¿Tú eres el nuevo discípulo? Ven, acercarte.
- Eres ciego.
- Tú crees que soy ciego.
- Vivir en la oscuridad debe ser el mayor de todos los males.
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El miedo es la única oscuridad... Toma tu escoba y pégame con ella... Haz lo que te digo... ¡Anda!... ¡Otra vez!... ¡Cógela y ataca! (El discípulo es vencido una y otra vez...)
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Jamás debes pensar que porque un hombre sea ciego no puede ver... Cierra tus ojos. ¿Qué es lo que oyes?
- El rumor del agua y el canto de los pájaros...
- ¿Oyes los latidos de tu corazón?
- No.
- ¿Tampoco oyes al saltamontes que hay junto a tu pie?
- Anciano maestro: ¿Cómo logras escuchar tantas cosas?
- Joven amigo: ¿cómo es posible que tú no las escuches?
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- ¿Cuánto hace que vives aquí?
- Hace muchísimo tiempo, señor.
- ¿Cómo dices?
- No hace mucho, señor.
- Aprenderás pronto...
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(Están practicando las artes marciales)
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No se trata de ejercitar la fuerza física, sino otra muy distinta. En el hombre existen dos clases de fuerza: la fuerza exterior, que es evidente, se pierde con el tiempo y se debilita con la enfermedad, y la fuerza interior. Todo el mundo posee esta fuerza, pero es mucho más difícil de desarrollar que la otra. La fuerza interior perdura durante todos los inviernos y todos los veranos, durante la vejez y más allá.
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- En el templo de Shaolin hay tres clases de hombres: estudiantes, discípulos y maestros.
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El desarrollo de la mente sólo se consigue cuando el cuerpo ha sido disciplinado. Para lograr esto nuestros antepasados nos enseñaron a imitar a las criaturas de Dios: de la grulla aprendemos la gracia y aprendemos a dominarnos. La serpiente nos enseña su flexibilidad y movimientos rítmicos. El águila su velocidad y paciencia. Del magnífico tigre aprendemos tenacidad y poderío. Y del dragón, aprendemos cabalgar sobre el viento.
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Todas las criaturas insignificantes e importantes forman parte de la naturaleza. Si nosotros perseveramos, todas pueden enseñarnos sus virtudes. Entre la frágil belleza de la grulla blanca y la fuerza del dragón alado no hay discordia. Entre la flexibilidad silenciosa de la serpiente y las garras del águila sólo hay armonía, ya que los elementos de la naturaleza no pueden entrar en conflicto. Por eso cuando logramos comprender el orden de la naturaleza, eliminamos el conflicto dentro de nosotros y descubrimos la armonía del cuerpo y la mente en el movimiento continuo del universo. Comprender un sistema tal vez nos lleve casi una vida...
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- ¿Cuál es la mejor forma de tratar con la fuerza, maestro?
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Como nosotros preferimos la paz y la tranquilidad a la violencia, existe un simple y magnífico método: tratar de eludirla. Es el sistema que nos enseña la naturaleza; así, ninguna fuerza humana podrá lastimarte.
- Jamás trates de hacer frente a una ola. Esquívala. No es preciso detener una fuerza; es más fácil modificar su curso.
- Aprende a conservar antes que a destruir. Esquivar es mejor que contener; contener es mejor que lastimar; lastimar es mejor que herir; herir es mejor que matar. Porque la vida es preciosa y no puede ser reemplazada.
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- Nunca olvides que un sacerdote debe llevar una vida sencilla y libre de ambiciones. Un hombre sabio camina con la cabeza baja... Sé humilde como el polvo.
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(Diálogo entre dos maestros, ante la muerte de un tercero)
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Venerable señor: el camino es árido, aún siendo el que señaló el maestro para encontrarme a mí mismo.
- Condúceme a casa...
- Se están consumiendo las pavesas de su vida.
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Hablas de la naturaleza de las pavesas... pero el fuego se apaga, maestro... Esto es lo que le pregunté al maestro: "¿Se detiene una vida que ha alcanzado la perfección en su interior?"...
- Así es.
- "¿Qué podremos hacer nosotros, maestro, cuando nos deje?".
- "No es posible que me tengáis siempre a vuestro lado".
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¿Debemos abandonarle, maestro, o permanecer para encontrar la belleza que existe en este momento?...
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Eso no es humano; el sentido de lo que ocurre no se encuentra en ti, sino en la naturaleza de la pavesa. Así ha sido siempre desde la eternidad.
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La debilidad prevalece sobre la fuerza; la mansedumbre conquista. Llega la calma y la brisa apacible tranquiliza el mar encrespado...
- Maestro: nuestro cuerpo es víctima de muchas necesidades: hambre, sed, necesidad de amar,...
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A lo largo de su existencia, un hombre conoce muchos placeres: la sonrisa de la madre en los primeros años, la caricia íntima de una mujer y la risa de los nietos en el crepúsculo de la vida. Negarnos estos placeres es negar lo que nos hace uno con la naturaleza.
- ¿Debemos, entonces, buscar la satisfacción de estas necesidades?
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Solamente reconocerlas y la satisfacción vendrá inmediatamente. Suprimir una realidad es obtener fuerza a través del sacrificio.
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- Maestro: ¿qué es lo que permanece?
- El sol permanece; la luna permanece; la vida permanece.
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Sin embargo, su vida ha terminado; era más joven que yo, ninguna hija le llora, ningún hijo conservará su apellido.
- Se dice que la hoja enaltece al árbol. Por eso, cuando una hoja cae, el árbol se estremece.
- ¿Habla del pasado?
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El presente echa sus raíces en el pasado y esa través de esas raíces como obtenemos el alimento y la fuerza.
- Soy un hombre que se sostiene sólo sobre un pie.
- ¿Olvidaste tus raíces? ¿Olvidaste a tu padre?
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Recuerdo a un hombre apenado, intranquilo. Parecía que no estuviera en paz... Maestro: de las raíces del hombre, ¿cuál es la más fuerte? ¿Qué es un hombre sin raíces?
- ¿Qué es un árbol sin raíces? Cuanto más profundas son las raíces, más fuerte es el árbol.
- La mitad de mí mismo es el vacío, un misterio...
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En ese caso trata de descubrirlo porque es el hilo que te conduce al pasado y te une con el futuro para fijar tu lugar para siempre en la eternidad.
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Estoy triste por usted, maestro. No ver nunca las nubes, no ver nunca el sol sobre las aguas, el plumaje de los pájaros...
- A veces son los ojos los que ciegan al hombre.
- ¿Cómo puede ser así?
- Porque puede ver, pero no sentir. ¿Acaso el pájaro es únicamente el color de su plumaje?
- Nadie puede pensar eso.
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Ser uno con el universo es conocer el pájaro, el sol, la nube. ¿Qué puede entonces perder un hombre cuando pierde sus ojos?
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