La música es la más bella forma de lo bello
José Martí:.
Noticia I[1]
Desde tierras aztecas me llegan noticias de que hoy 21 de
marzo de 2009, da inicio -en el Museo de la Ciudad de
México-, el "Primer Congreso Internacional del
Danzón", a propósito de los 130 años de este baile nacido en Cuba
Apunta la noticia que sus promotores, Mina Arreguín y Simón
Jara, informaron que la cita tiene entre sus objetivos fomentar el carácter
internacional del danzón, que allí cuenta con una amplia aceptación al punto que
quienes lo cultivan lo sienten como suyo -dice el cable-, que acotó: "somos
muchos los mexicanos que disfrutamos y sentimos como nuestro al danzón creado
por el cubano Miguel Failde en 1879”.
Según se asegura, "participarán numerosos bailarines,
fotógrafos, cineastas y especialistas sobre el tema quienes llegarán de
Colombia, Cuba, Holanda, Italia, Guatemala, Venezuela y de varias entidades de
México. El programa incluye tres días de coloquio y un Taller de Danzón en el
cual se presentará una coreografía montada por especialistas provenientes de
Cuba".
Noticia II[2]
Hace unos días conocí también, que en Cuba se rendiría homenaje a Barbarito Diez.
La jornada, según Prensa Latina sería con motivo del centenario del
legendario cantante cubano, conocido también como el "Rey del Danzón", y se
conmemoraría durante la realización del Coloquio Internacional Danzón Habana
2009, del 30 de marzo al 5 de abril próximos.
Entre las actividades que en el homenaje al cantante se van a
llevar a cabo, se encuentra la presentación de un libro bajo el título de
"Barbarito Diez, el Rey del Danzón", correspondiente a la Colección Abierta, de
la Editorial San Lope, que recoge una veintena de artículos
sobre el quehacer profesional del que también fuera conocido -entre otros mucho
nombres- como el Negro con Voz de Seda.
A Barbarito Diez se le considera en Cuba y en otros muchos
lugares de América Latina, como el más importante cantante cubano de danzón.
Innumerables personas conocieron de su vida y sus éxitos, pero quizás pocas
sepan con precisión sobre su militancia masónica; porque Barbarito Diez, según
me fuera comentado en cierta ocasión, fue un verdadero masón
cubano.
Recuerdo I
Siendo aún pequeño, recuerdo que mi abuelo me llevó, una fría tarde
de invierno, al "Parque de la Iglesia", en San Antonio de los Baños, la ciudad que fuera
fundada por los canarios a orillas del río Ariguanabo[3]; tocaba la Orquesta de
Antonio María Romeu (el "mago de las teclas") y actuaba su cantante estrella:
Barbarito Diez. Como es obvio, no recuerdo las interpretaciones de aquella
velada, pero si recuerdo al inolvidable cantante de dulce y delicada voz que no hacía
un sólo gesto en sus armoniosas, contagiosas y melodiosas interpretaciones, pero
que sin embargo tenía la facultad de suplir la comunicación gestual con su
portentosa garganta y una conmovedora comunicación sentimental.
Recuerdo II
Siendo ya hombre fui invitado a una "tenida blanca"[4] en
ocasión de la celebración del aniversario de una Logia masónica, en La Gran
Logia de Cuba, en La Habana. Allí volví a escuchar el nombre de Barbarito, pero
esta vez fue uno de los asistentes quien le llamó "querido hermano" y aunque no
estaba presente, me aseguró que era miembro de esa Fraternidad. Nunca he podido
corroborar aquella afirmación, pero si la que le dedica al "Príncipe del danzón"
una página web biográfica: "Barbarito Diez Junco siempre
estará entre nosotros, como un gigante del pentagrama de su majestuosa figura,
que cual Palma Real se yergue en el Centro de la Cultura Nacional y en el
corazón de nuestro pueblo que permanentemente le rinde Homenaje"..
Cronología y algunos datos biográficos[5]
1909. 4 de diciembre: Nace en el central San
Rafael de Jorrín, cerca del pueblo de Bolondrón, provincia de Matanzas. Coincide
su nacimiento con el día de "Santa Bárbara" (Changó, -en yoruba, Ṣàngó-
que es una de las deidades de la religión yoruba y que en la santería sincretiza
con Santa Bárbara). Desde niño sintió
vocación por el canto. Hijo de un obrero azucarero, fue orientado hacia la
mecánica industrial, en lugar de la sastrería que era su inclinación natural
(Barbarito declara en una entrevista: "..trabajaba de mecánico durante los
períodos de molienda. Yo quería ser sastre pero a mi padre no le gustaba que
aprendiera ese oficio. Así que me consiguió un trabajo, primero como aprendiz de
mecánico, de ayudante, y de esa forma ocupé después una plaza de mecánico"..)
1913: La familia se traslada al central
"Manatí" (hoy Argelia Libre), en la entonces provincia de Oriente; debido a esto,
muchos historiadores piensan que ése fue su lugar de nacimiento.
1928: Al terminar la zafra -en el central Manatí- viaja por
primera vez a La Habana
1929: Al terminar la zafra, hizo su segundo viaje a La Habana y
después regresa al central para hacer otra zafra más.
1930. 11 de mayo: Con 20 años de edad viaja por
tercera vez a La Habana - "le dije a mi madre que iba a repetir el
viaje a La Habana, pero ya para quedarme. Ella no me lo creyó..."- "..."Yo vine a luchar. Vine a quedarme, porque
como a todos los del campo, a todos los guajiros, La Habana me deslumbró desde
la primera vez".. "Cuando llegué aquí, en ese tercer viaje, que
fue el 11 de mayo de 1930, no pensé ni por un momento que venía a cantar ni que
pudiera hacerlo y muchísimo menos que seria conocido como cantante. Como he
dicho antes, me gustaba cantar pero no vine con esa idea"-.
Comienza a frecuentar ambientes bohemios, a pesar de ser abstemio.
"Como me gustaba la música empecé a recorrer
los lugares donde ensayaban los sextetos, que eran las agrupaciones que estaban
de moda entonces. Cuando a uno le gusta una cosa, realmente la busca. Un amigo,
nombrado Alberto Rivera, a quien conocí en mi primer viaje, me llevó a la casa
de la calle Vapor número 7, esquina a Hornos, que era el lugar donde ensayaba el
Sexteto Matancero de Graciano Gómez. Me presentaron y Rivera le dijo a Graciano
que yo cantaba. Me invitaron a que lo hiciera y canté el bolero de Miguel
Matamoros Olvido. Aplaudieron los músicos y la gente que estaba allí.
Continuaron ellos su ensayo y yo me fui. Pero como el ambiente me resultó muy
agradable, al día siguiente me fui de nuevo a oírlos ensayar. Cuando llegué,
Graciano me dijo que estaba buscando una voz prima y me preguntó si quería
cantar con ellos. Les dije que sí (aunque argumentó «Yo no sé tocar
claves, ni maracas y mucho menos guitarra.»), pero que a fin de año yo tenía que volver a
mi trabajo en el central. Él e Isaac Oviedo me convencieron de que el período de
las Navidades y el fin de año eran las fechas de mayor cantidad de trabajo.
Accedí, seguí ensayando con Graciano y con Isaac, y desde entonces ésta es mi
profesión..."
En lo adelante, Barbarito cantaría (según Graciano:
"la voz de aquel joven no
necesitaba de micrófono"... "y
cantó así, como siempre lo hemos visto, sin apenas moverse..") en diversos sitios
y en diversos formatos ("Yo canté en todas esas combinaciones
musicales que hacía Graciano"); aunque para Graciano "lo que más repercutió de todos fue
el trío que integramos Barbarito, Isaac Oviedo, ese tremendo tresero, y yo" ...
"Como éramos tres personas solamente,
podíamos cantar, como lo hicimos, en los cafés Mar y Tierra y Vista Alegre, y
allí nos contrataban también para fiestas particulares alguna gente pudiente,
como industriales, comerciantes, artistas, políticos y periodistas de la
época...
Sin embargo, de aquellos lugares, uno sería de una gran significación para él,
el Café Vista Alegre ("siempre andábamos de un lugar para el
otro. El café Vista Alegre, que estaba en Belascoaín entre San Lázaro y Malecón,
tenía entrada por las tres calles, y servicio durante las veinticuatro horas, y
lo frecuentaban, principalmente, la gente de dinero. Tenía un magnífico
restaurante con reservados, salones amplios de muchas mesas y una gran barra.
Nosotros tocábamos en el restaurante, les gustábamos y nos llevaban a sus
fiestas, y así vivíamos relacionándonos con mucha gente distinta cada día").
En efecto, al lugar acudían
destacados intérpretes y músicos de la época, como Garay; Corona Robreño; Roig y
Antonio María Romeu. Graciano Gómez
describió: "Fue ahí donde yo le presenté a Barbarito al maestro Antonio
María Romeu, al doctor Eduardo Robreño, a Sindo
Garay, a Sánchez Galarraga, al guitarrista Guyún, a Gonzalo Roig, en fin, todas
aquellas gentes del desaparecido Vista Alegre"... "Barbarito, que se
inició tan joven en ese ambiente de bohemia, de tragos, porque entonces tenía
veintiún años, nunca bebió ni fumó. Eso sí, trabajaba, cantaba con toda
dedicación y seriedad. A Barbarito le decían El Negro Lindo y le gustaba mucho a
todo el mundo, tanto que siempre me insistían en que lo llevara al Vedado Tennis
Club, al Country, a todas partes. Lo admiraban desde entonces por su «hombría de
bien», como dicen los antiguos, y por su manera de tratar al público: no era
solamente su forma de cantar, sino su trato con las personas. Desde los más
pobres hasta los más ricos, lo elogiaban por todas esas cualidades".
Desde entonces, comienza a
tejerse la fama de este genial artista que fuera conocido por el público, como
“La voz de oro del danzón”, y “El príncipe del danzón”. Barbarito aclaró en
cierta ocasión: "Comencé a cantar con el maestro Romeu en la emisora El
Progreso Cubano, la actual Radio Progreso, que estaba instalada por entonces en
la calle Monte. Uno de sus cantantes era Diego Rodríguez y el otro era Rogelio
Martínez, que cuando necesitaba hacer algún otro trabajo me pedía que lo
supliera en las transmisiones."
1937. Diego Rodríguez, cantante de plantilla
de la orquesta de Antonio María Romeu, pasa a la orquesta de Armando Valdespí y
Barbarito lo sustituye, aunque sin dejar el trío de Graciano Gómez, con el que
cantó hasta que el mismo fue disuelto, el 31 de diciembre de 1958. Sobre
este episodio, el propio Barbarito precisó: "En 1937 Dieguito
pasó a la orquesta de Armando Valdespí y me quedé fijo con el querido «mago de las
teclas», que es como se le conoce a Romeu. Era el cantante de la orquesta pero
seguía actuando con el trío".
Finales de los ´30: Con el cuarteto de
Graciano realiza sus primeras grabaciones (grabó más de 20 LP, durante sus más
de 58 años de vida artística, con música de Manuel Corona, Sindo Garay y muchos
otros grandes de la música cubana). Sobre el tema de las grabaciones musicales,
Barbarito declaró: "...Esto fue en el 37 ó 38, con la orquesta.
Los temas fueron: Dime que me amas, de María Teresa Vera; Volví a querer, de Mario
Blanco; de Graciano Gómez, Dale como es; de Julián Fiallo, El bombero; y De amor
no se muere nadie, de Faustino Miró. También de ese tiempo, pero la fecha no la
tengo muy clara, son las grabaciones que hice con el cuarteto de Graciano"...
Poco a poco Barbarito se va convirtiendo en la voz del
danzón; pero con dos características fundamentales: una voz sumamente dulce,
suave y melodiosa, así como una prácticamente inamovilidad al cantar; es decir,
no hacía los movimientos clásicos de otros intérpretes del género. Su
popularidad se extiende con sus discos: Colombia, México, Estados Unidos,
Venezuela (especialmente) y Puerto Rico, conocen sus interpretaciones.
1955: A la muerte de Romeu, se queda como
director de la orquesta, que pronto se llamaría La orquesta de Barbarito Diez.
Sobre este particular Barbarito dijo: "Al fallecer Romeu, en 1955, me
hice cargo de la orquesta junto al hijo del maestro, aunque siempre seguí
actuando con mis hermanos Graciano e Isaac"
1958. 31 de diciembre: Ese día el café
Vista Alegre lo
cerraron porque los dueños del inmueble habían decidido venderlo, pues iba a ser
demolido para construir un edificio de varias plantas. "Yo permanecí en el trío, ahí en el
Vista Alegre, durante veintiocho años, desde el 1931 hasta el 31 de diciembre de
1958"
1961: Interpreta "El canto del esclavo"
en la célebre grabación de Cecilia Valdés dirigida por el maestro Gonzalo Roig.
1974: Se comenta que Barbarito se "jubila"
(retira). Barbarito aclara al respecto, en otra entrevista: "No fue un rumor. En julio de 1974 presenté
mis papeles para el retiro, la jubilación como se dice ahora. En diciembre
cumpliré sesenta y cinco años y tengo cuarenta y tres de trabajo artístico. Me
llegó la jubilación y con ella en la mano me dije: «Si aún estás saludable, la
gente te quiere y aplaude, te llaman de la radio, de la televisión, grabas
discos, te contratan para fiestas y espectáculos... si te gusta cantar, ¿para
qué pides la jubilación?» Ahí mismo le di marcha atrás. Devolví la chequera y
continúo. Creo que puedo cantar algunos años más. Si llego a acogerme al retiro
que pedí y se me concedió, me hubiera enfermado. Yo padezco de diabetes, pero me
siento bien, tengo mi tratamiento. Yo estoy muy enamorado de mi trabajo. Me
gusta cantar y me parece que puedo hacerlo por unos años más, y aquí me tiene
trabajando
1981: Viaja una vez más al exterior[6], en esta
oportunidad, a Venezuela; éxitos y sucesos extraordinarios (en Maracay), que
Barbarito contó: "...este
segundo [viaje] ha sido superior. Fíjate, Castellanos, que yo, que apenas me muevo
mientras canto, hasta bailé..... Un joven, mientras la orquesta tocaba un
danzón instrumental, fue hasta el escenario y de una manera tal me pidió que,
por favor, bailara con su abuela que estaba ahí y quería que la complaciera.
Como todos saben aquí, yo no acostumbro a hacer eso, pero era una señora ya muy
mayor, y, ante aquella solicitud, salí a bailar. Pero el caso es que no pudimos
terminar porque vino una joven y le pidió que la dejara bailar a ella. Después
siguieron llegando damas de todas las edades a pedirme que bailara con ellas,
hasta que el empresario intervino diciendo que no me podía agotar para cantar
con la orquesta. Fue algo inusual pero te digo que muy hermoso"
1995. En una de sus últimas
entrevistas a Barbarito se le había solicitado un mensaje
para sus admiradores; en aquella oportunidad dijo: "No es
precisamente un mensaje. Quiero hacer llegar a cada uno, que cada uno sepa lo
agradecido que me siento por el cariño, el respeto y la consideración que
siempre me han dispensado. Quiero decir a viva voz que tengo la más grande
emoción al comprobar que me siguen escuchando con agrado, y por eso cantaré
hasta que me queden fuerzas para hacerlo. El 6 de mayo:
Barbarito Diez Junco murió en La Habana, a los 85 años de
edad. Casi hasta el último momento hizo lo mejor que sabía hacer:
cantar.
[1]
Comienza en México Primer Congreso Internacional del Danzón
[2]
Conmemorarán centenario de Barbarito Diez en Cuba
[3]
Ariguanabo. Historia, música y poesía. Nuestros abuelos canarios III
[4] Reunión de masones a la que son admitidos oyentes no
miembros de la Fraternidad masónica
[5]
Datos biográficos
[6] En entrevista concedida el 11 de febrero de 1985, Barbarito aclaró sobre sus
viajes al exterior: "En 1933 viajé con el Sexteto Matancero de
Graciano Gómez a Puerto Rico. Estuvimos cuatro meses allí y regresamos por la
insistencia mía de volver. Luego, en 1958, viajé a la República Dominicana con
la orquesta de Romeu, dirigiéndola en esta oportunidad Armando Valdespí. Allí
permanecimos diez días. En 1959 actué en Nueva York, en un teatro. Este viaje lo
hice con cierto temor, pues iba pensado que yo no tocaba un tambor, ni clave, ni
bailaba, que sólo cantaba sin moverme. Mi temor fue infundado. Desde los
primeros compases que acometía la orquesta, la gente conocía cuál era el número
que cantaría y arrancaban los aplausos. En 1960 fuimos a tocar un baile en
Miami. Después los viajes a Venezuela del 80, 81 y 84, pero de esto hemos
hablado en otras oportunidades. En México actué en 1981 y ahora en el 85"
Ver otras entrevistas
[7] Su música