Hoy, 24 de
marzo de 2009, se cumplen 200 años del nacimiento de un hombre de
extraordinario impacto en el desarrollo histórico de Cuba, tanto en el aspecto
científico como en el social: Vicente Antonio de Castro Bermúdez[1], quién sería
conocido además, con el nombre masónico de "Viriato Alfonso de Covadonga".
En efecto,
si en el campo de las ciencias, de Castro Bermúdez tuvo un más que notable
desempeño en la Medicina -fue profesor de Anatomía, Vísceras (Patología) y Clínica
Médica; llevó a cabo las ligaduras de las arterias ilíacas externas, la
subclavia, la operación del estrabismo y la aplicación de la primera anestesia
quirúrgica en Cuba; fundó la publicación "Cartera Cubana" en el año 1838;
y fue admitido como miembro
de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana- en su
actividad social no se quedó atrás, siendo el fundador
del Gran Oriente de Cuba y las Antillas (GOCA)[2], cuerpo masónico que jugó un
importante papel en las luchas independentistas cubanas.
La tan generalizada afirmación en la historiografía española y en
alguna que otra prensa de aquella época –y también de vez en cuando en la
actual- de que “si España llega a perder a las Antillas, la revolución de
septiembre y la masonería tendrán la culpa”, es errónea y manipuladora.
Aunque para llegar a tales conclusiones, es menester un análisis
-y no sólo histórico concreto- de la apariciión y desarrollo de la institución
masónica en Cuba, este no es el lugar ni el marco adecuado para ello. No
obstante, me gustaría hacer algunas precisiones al respecto.
He tenido la oportunidad de acceder, leer y estudiar –en la misma
Biblioteca Nacional Masónica, de la Gran Logia de Cuba de A. L. y A. M.- parte
importante de los documentos más sobresalientes, desde el punto de vista
histórico-masónico, que considero abordan con mayor objetividad el proceso de
aparición y desarrollo de la institución masónica en Cuba[3]
Recientemente leí seis ensayos que, en forma de libro, fue
presentado en una Feria del Libro de Cuba, bajo el título “Historia de la
masonería cubana” (Imagen Contemporánea, La Habana, 2005), del historiador,
investigador y profesor cubano Eduardo Torres-Cuevas; a quién el ex Gran Maestro
de la Masonería cubana I:. H:. Arnaldo González Padrón, calificó de “un
Investigador serio, muy honesto y profesional, que desde los años de su juventud
y las primicias de su carrera de Historiador, enarboló la pluma sobre principios
de fidelidad a la verdad histórica, y en épocas en que la Masonería se
concentraba en las Logias y la sociedad parecía haber olvidado y desconocido a
la Institución Masónica, él buscó espacios y publicó libros que mostraron de
manera muy clara, ejemplarizante y sobre todo enaltecedora para la Institución,
su presencia e influencia en la formación de la nacionalidad cubana y en la
conquista de la independencia.... quien además cruzó reiteradamente el
Atlántico, para ir a beber en España, en el Centro de Estudios Históricos de la
Masonería en Europa, la savia de una historia y una cultura masónicas cuyo
conocimiento y enseñanza él ha contribuido a lograr y sostener”[4]...
Para mi, es obvio que los diferentes autores que han abordado el
tema de la masonería en Cuba, a lo largo de la historia, lo han hecho posicionándose, bien a favor o bien
en contra de la institución y por tal motivo la información brindada responde a
una selección de los hechos que o la enaltecen o la denigran. Incluso, la propia
obra del profesor Torres-Cueva, en los seis trabajos de investigación llevados a
cabo –no articulados aún en forma de una sola historia-, tiene a mi modo de ver,
un prisma que hace mayor énfasis en los aspectos políticos que en los masónicos
propiamente dichos, muestra de lo cuál -y a pesar de haberse publicado en el
2005- es que la “Cronología de los grandes funcionarios de los cuerpos masónicos
cubanos” solo recoge el período 1859-1977 ignorando –o al menos no haciendo referencia- a una parte importante de la historia de la institución.
Resulta pues, extremadamente difícil poder concretar u opinar en
un breve espacio sobre todas las aportaciones y visiones de unos y otros historiadores,
por lo que sólo quisiera recordar dos cuestiones:
1) que en
Cuba, hombres de la talla de Martí, Maceo, Céspedes,
Gómez, Agramonte y muchísimos
otros patriotas cubanos, fueron masones, aunque no perteneciesen a los mismos
cuerpos masónicos
2) que en el Primer Congreso Nacional de Historia en la República de
Cuba, celebrado entre el 8 y el 12 de octubre de 1942, se reconoció y proclamó
que la Masonería Cubana fue la Institución que en todos los tiempos, desde su
fundación, más elementos aportó a la Independencia, la Libertad, la Cultura y el
Progreso de Cuba. A pesar de que incluso hasta no hace tanto tiempo se negaba la
pertenencia masónica de Martí.
El 18
de julio de 2003, estuve en la Basílica Menor de San Francisco de Asís, lugar donde
sesionó la primera logia masónica en Cuba; allí tuve la oportunidad de asistir
al acto en que quedó constituida la Cátedra Transdisciplinaria de Estudios Históricos de la Masonería Cubana "Vicente
Antonio de Castro y Bermúdez" (CTEHMAC) impulsada por la Casa de Altos
Estudios Don Fernando Ortiz de la Universidad de La Habana, la Oficina del
Historiador de la Ciudad de La Habana y la Gran Logia de Cuba de A. L. y A. M.[5]
En el documento constitutivo se expresó, de forma resumida, la significación
histórica de la masonería en Cuba; cito:
“Desde los orígenes del proceso de definición y búsquedas de la nacionalidad
cubana (1790-1868), la masonería cubana ha estado presente en la historia
nacional.
En
1803 se creó la primera logia cubana y desde 1859 esta institución ha funcionado
en Cuba de forma estable y regular por lo que constituye una de las
instituciones de mayor antigüedad y de sistemática interrelación con el devenir
histórico cubano.
La
presencia de la masonería cubana en los más diversos aspectos del acontecer
histórico y social cubanos es un hecho constatable en las más diversas fuentes
históricas.
Cuba
cuenta con una amplia bibliografía (integrada por libros, folletos, artículos,
periódicos, revistas, etc.) y con una amplia documentación dispersa en archivos
–algunos con más de siglo y medio de existencia- que contienen una apreciable y
valiosa información, tesoro de la cultura cubana, que forma parte de la historia
de la masonería cubana, de sus acciones e ideas, y sin las cuales no sería
posible la comprensión de numerosos aspectos de la historia nacional cubana e,
incluso, latinoamericana. Estas fuentes constituyen un legado preciso que es
imprescindible rescatar y estudiar.
Numerosos aspectos de la evolución de las ideas éticas, filosóficas,
científicas, sociales y políticas que nutrieron al pensamiento cubano, están
relacionados con la masonería y con los masones, por lo que es necesario su
estudio y transrelación para entender contenidos y acciones trascendentes en el
pensamiento y en la vida social y política cubanos
La
presencia social de la masonería constituye, en las ciudades, pueblos y campos
cubanos una de las formas cotidianas en que se elaboró la ética laica y práctica
y el imaginario colectivo de amplios sectores de la sociedad cubana y que tienen
una incidencia en numerosos aspectos de la historia de las ideas y de la vida
cultural, social y política cubana.
La
pertenencia a la masonería de las más renombradas figuras del independentismo
cubano –José Martí, Antonio Maceo, Máximo Gómez, Carlos Manuel de Céspedes e
Ignacio Agramonte, entre otros muchos- obliga a efectuar estudios que
interrelacionen a estas figuras entre sí, a sus ideas, al ideal de independencia
y sociedad laica y a la masonería.
Pese
a contar con tan amplias fuentes y con tan variados temas de obligado estudio
para una comprensión de la historia nacional cubana, no se han desarrollado
estudios académicos en torno a las temáticas vinculada a los masones históricos
y a la institución en sí.
En
la actualidad han surgido instituciones académicas y estudiosos que en diversas
universidades del mundo han desarrollado métodos, programas, symposium y otras
actividades de estricto carácter científico para contribuir a la comprensión, en
primer lugar, de la masonería como hecho histórico y, en segundo lugar, a su
relación con las historias nacionales. Como pocos países Cuba cuenta con una
historia institucional, con personalidades masónicas y con un resultado ideológico, político, social y cultural que nos
permite trazarnos estos mismos rumbos sobre bases sólidas y amplias fuentes
bibliográficas y documentales”
Espero
que los estudios académicos que se lleven a cabo por la Cátedra Transdiciplinaria de Estudios Históricos de la Masonería Cubana "Vicente Antonio
de Castro y Bermúdez", demuestren que una cosa es la institución masónica, que
en palabras del ex Gran Maestro González Padrón: “por sí misma, no procura más que el logro de
los fines filosóficos que persigue; no busca reconocimientos ni espacios
estériles"; y otra la actividad que puedan llevar a cabo sus miembros como
hombres libres y de pensamiento propio -“pero el trabajo sabio, serio y
sostenido, de distintas generaciones de Masones en disímiles circunstancias, y
la fuerza que emana de su moral, de su práctica útil y ejemplar, y del
beneficio que significa su accionar, son una gran fuerza de reserva para las
sociedades y la Humanidad, que no puede ser ignorada, relegada o desconocida”-.
[1] Cronología de
Vicente Antonio de Castro (datos más significativos)
1809: 24 de marzo. Nace en Manzanillo, provincia de Oriente, Cuba. Hijo
de José Fernando de Castro y María de la Concepción Bermúdez. De su infancia
apenas se tienen datos, solo se sabe que cursó los estudios primarios en Sancti
Spiritus, presumiblemente con el Padre José Benito Ortigueira, mentor de la
juventud espirituana
1822: la familia lo envía a La Habana; ingresa en el “Real Seminario de
San Carlos y San Ambrosio”, donde estudia filosofía con José Antonio Saco y
Manuel González del Valle.
1824: 23 de abril, se gradúa de Bachiller en Artes con solo 15 años de
edad y comienza sus estudios de Medicina en la Real y Pontificia Universidad de
la Habana
1825 - 1829: viaja por el extranjero (Francia y Reino Unido);
completa sus conocimientos de las ciencias médicas y adquiere un dominio
actualizado de las corrientes de pensamiento que predominan en la vieja Europa.
1827: 2 de abril, obtiene el grado de Bachiller en Medicina
1829: 26 de noviembre, el Real Tribunal del Protomedicato le confiere el
título de Cirujano latino
1835: de regreso en Cuba, gana por oposición la cátedra de Profesor
Auxiliar de Anatomía en la Universidad de La Habana
1836: Es nombrado catedrático sustituto de Patología. Abre cursos
públicos y gratuitos de Anatomía descriptiva en el Hospital San Juan de Dios,
donde luego explica también Anatomía topográfica, Anatomía comparada y
Frenología.
1837: 23 de febrero, alcanza el grado de Licenciado en Medicina. 5 de
marzo obtiene el grado de Doctor. Después de realizar notables ejercicios,
le es otorgada la cátedra de Anatomía en la Universidad, en la que se mantuvo
como titular hasta el 24 de octubre de 1842.
1842: En agosto pone en circulación la revista médica "Boletín
Científico", segunda editada en Cuba, después del "Repertorio Médico Habanero",
con la que se funde en octubre de 1843. Con la fundación de BC perseguía
fomentar y popularizar los conocimientos teóricos y prácticos sobre la Medicina
y las ciencias naturales. Ese mismo año de 1842, junto a su hermano Rafael, al
doctor Felipe Poey y al erudito Bachiller y Morales, secunda a José de la Luz y
Caballero en su viril protesta por la expulsión del comisionado inglés David
Turnbull de la Sociedad Económica de Amigos del País, mal visto por las
autoridades coloniales y los sectores recalcitrantes de la sociedad habanera
debido a su lucha contra la trata clandestina y a favor de la eliminación de la
esclavitud
1847: 11 de marzo: aplica por primera vez en Cuba, un anestésico
suministrado por vía oral, con el objeto de realizar una operación, sin dolor
para el paciente. Vicente Antonio de Castro acababa de introducir la anestesia
en Cuba, y la había aplicado, también por vez primera, a las grandes
intervenciones quirúrgicas. Lo había hecho a sólo 80 días de haberse efectuado
en Europa.
1853: El 25 de mayo, renuncia a su cátedra, por el grave estado de salud
de su esposa, que lo obliga a trasladarla a México, cuyo clima era favorable
para su recuperación.
1855: Durante su estancia en México se inicia una causa contra el catalán
Ramón Pintó (se le acusaba de conspiración), en la cual sale a relucir el ideal
separatista de de Castro -Vicente Antonio estaba involucrado en los movimientos
separatistas, aunque su labor en ellos no ha podido ser precisada aun por su
férrea compartimentación. El fiscal presenta una carta, atribuida a de Castro,
donde se asegura que en el ingenio Buenavista, del acaudalado propietario Juan
G. Cantero, en Trinidad, habían escondidos cuatro cañones útiles y que el activo
conspirador espirituano Ignacio de Belén Pérez mandaría la partida de Sancti
Spiritus-. El tribunal militar que juzga esta causa lo condena -17 de junio-, en
ausencia, a diez años de presidio ultramarino. En vísperas de ser apresado
renuncia a su cátedra en la UH y parte con destino a los Estados Unidos.
1854 - 1862: reside en México y los Estados Unidos; mantiene
relación con los núcleos de emigrados cubanos revolucionarios en aquellos países
1857: Mientras vive en Nueva Orleáns, Estados Unidos, se inicia en el
cuerpo masónico irregular de James Foulhouse; al desaparecer aquel, se integra
al de Albert Pike, Gran Comendador de la Masonería en el sur de los Estados
Unidos y regulariza sus grados masónicos
1861: Amparado par la amnistía otorgada par el gobernador 0' Donnell,
regresa a Cuba. tiene como objetivo crear un nuevo cuerpo masónico; adopta el
nombre masónico de Viriato de Covadonga; entra en contacto con sus antiguos
amigos y con las instituciones de la masonería para crear las condiciones
previas al cumplimiento de sus objetivos.
1862: 28 de marzo. Crea en La Habana, el Gran Oriente de Cuba y las
Antillas (GOCA). La base documental para la labor de "pedagogía social" -como
solía llamar Viriato a su obra- está en las “Liturgias de los 33 grados de la
verdadera masonería”, escritas por él. En ellas, se exaltan los principios de la
Revolución Francesa, el iluminismo, los postulados de la “Declaraci6n de los
Derechos del Hombre y el Ciudadano”, el humanismo, la tolerancia y el carácter
ecuménico.
1863: Es elevado a la categoría de Académico de Mérito en la Real
Academia de Ciencias, Médicas, Físicas y Naturales de La Habana
1867: Pedro Figueredo llega a La Habana, en el mes de octubre, para
conferenciar con los responsables de la conspiraci6n en la capital; se dirige,
en primer lugar, a las autoridades del GOCA; es atendido par el Dr Joaquín
Fabián de Aenlle, quien se encuentra al frente del Supremo Consejo Masónico, en
sustitución del Dr de Castro
1868: el Marqués de Santa Lucia, viaja a La Habana, en busca de auxilio
para el alzamiento que se avecinaba; visita una logia habanera del GOCA, donde
conoce, entre otros, a Antonio Zambrana y Juan Bellido de Luna, quienes lo
apoyan en sus gestiones.
1868: La salud de Vicente Antonio está tan resquebrajada que no puede
atender ya a sus responsabilidades al frente del GOCA; las logias que había
creado por toda Cuba, llevan una vida casi autónoma. Radicado en La Habana, su
participación en la conspiración que dio origen al Grito de La Demajagua es
desconocida; no obstante, se presume que, por su estado de salud y posición
política muy comprometida, no estuviera involucrado directamente en ella, aunque
si el GOCA. Viriato de Covadonga toma la decisión de disolver el GOCA. La fecha
escogida, muy significativa: 10 de octubre de 1868, inicio de la primera gran
confrontación bélica con el colonialismo en Cuba.
1869: 12 de mayo. Muere en La Habana
[2] La creación de las
logias del GOCA
-entre 1862 y 1868, llegaron hasta unas veinte- en las principales villas y
ciudades de Cuba, contribuyó a la efervescencia revolucionaria e incrementó el
sentimiento patriótico, ético y social de la sociedad cubana. La expulsión de
los cubanos de las Cortes Españolas (fracaso de la llamada "Junta de
Información" en 1867), había puesto en evidencia la imposibilidad de llegar a
acuerdos por la vía de las negociaciones y dejado expedito el camino a la lucha
armada. No es exacto afirmar que en los templos del GOCA se conspiraba
abiertamente, pues en las logias de su obediencia se practicaba la mayor
tolerancia, sin hacer distinción de credo político, raza o profesión -lo que por
otra parte hubiera facilitado la acción de las autoridades y convertido cada
tenida en una ratonera para los conspiradores. No obstante, el carácter tan
avanzado de las doctrinas que se invocaban alejaba de ellas a los elementos
conservadores y atraía a los radicales y librepensadores. El hecho de que la
mayor parte de los miembros de los Comités o Juntas Revolucionarias del 68
fueran masones del GOCA, introdujo esta confusión.
[3] Documentos
-de
Paula Rodríguez, Francisco: Manual Masónico, La Habana, 1919
-Colectivo
de Autores. La Masonería, sus fines, su Historia, su obra. Gran Logia de la Isla
de Cuba, La Habana 1936
-Miranda
Álvarez, Aurelio. Historia Documentada de la Masonería en Cuba.
-Fernández
Callejas, Roger. Historia Moderna de la Francmasonería en Cuba y su influencia
en la Independencia Cubana. Primer Período (1857-1868). Academia Cubana de Altos
Estudios Masónicos, La Habana 1950
-Ponte
Domínguez, Francisco J.: La masonería en la independencia de Cuba, La Habana,
1954
-Pous
Valdés, Salvador. Breves Datos sobre Historia Masónica (Recopilados y adaptados
para una conferencia) Respetable Logia Bartolomé Masó, La Habana, 1954
-Ponte
Domínguez, Francisco J.: Historia de la masonería del Rito escocés en Cuba, 1961
-Galavíz
Dávila, J. Guadalupe (Ex-Secretario del H. Consejo Central de Logias AJEF. El Ajefismo y su historia.
-Valdés Navia, Mario, DrC. Coordinador de laa Filial de la CAE en el Centro
Universitario de Sancti Spiritus “José Martí”: La “masonería verdadera” y los
próceres del 68 en Sancti Spiritus
[4] Leer las palabras pronunciadas por el Muy Respetable Gran Maestro de la Masonería de Cuba, Arnaldo González Padrón
[5] Informe del
Muy Respetable Gran Maestro de la Masonería de Cuba a la Alta Cámara de la Gran
Logia de Cuba de A. L. y A. M.
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