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Poder
GM Los clásicos aparatos coaccionadores: policía, ejército, pierden poder ante las máquinas ideológicas, prensa y publicidad, que crean o destruyen consensos. La globalización implica la emergencia de nuevos actores y la reducción de otros a simples metáforas del poder más clásico.
Los medios de comunicación han ido relevando a otros instrumentos caducos de control de masas e incluso a gobiernos locales que ya no deciden sobre su destino, muy especialmente desde que a mediados del siglo XX llega la televisión, donde prevalece el hecho de ver sobre el hecho de leer, La película "Cortina de humo" desvela bastante el funcionamiento de ejecutivo de la maquinaria norteamericana.
Matahir Mohammad, primer ministro de Malasia en 1997, afirmaba: “Hemos estado trabajando 30 ó 40 años intentando levantar nuestras economías. Y ahora viene un tipo -se refiere a G. Soros- que dispone de miles de millones de dólares y en un par de semanas deshace nuestro trabajo”. La economía financiera ha sustituido a la real. Tienen más poder los gerentes de los fondos de pensiones que deciden abandonar un país y limpiarlo de capitales que los diputados del partido que gobierna en ese país. La democracia funciona mejor cuanto más distribuido está el conocimiento y la propiedad entre los ciudadanos, difuminando el poder en los municipios y las sociedades. Mantener la ignorancia es perpetuar el dislate de cuantos aún confían en los marrulleros de la partitocracia monopolista, refractarios a la democratización de la inteligencia y la justa distribución de la riqueza. Lincoln dijo que la ausencia de grandes fortunas, junto con restricciones legales sobre la herencia, dificultarían el inmovilismo de las castas sociales, sin mencionar la expectativa cultural de que todos deberían ganarse la vida y que los privilegios heredados fomentan la pereza y la irresponsabilidad. El abismo creciente entre la riqueza y la pobreza descansa en la tendencia de ambas a convertirse en hereditarias. No son palabras de
Marx ni de Bakunin.
La mística del mercado y la soberanía del consumo determinan precios y costes, corrompen a políticos y manipulan la respuesta del consumidor. Los hombres con dinero compran a los hombres con poder, tendencia permanente de la economía a colonizar la política. El secretario general del PC Chino ha recibido más veces a
Bill Gates que a Bill
Clinton.
Un dios domina, absolutista y celoso: el mercado ¿libre?, quien ejerce una presión casi irresistible sobre todas las actividades para justificarlas en los únicos términos que reconoce: convertirse en negocios, privatizar beneficios y socializar pérdidas. El trabajo no remunerado de las amas de casa y los voluntarios sociales y el malamente pagado de los trabajadores lleva el estigma de la inferioridad social cuando el dinero es la medida universal del valor. Nos rebelamos contra la producción multinacional y su maridaje político, no sólo por su injusticia, sino porque debilitan el espíritu de confianza de las comunidades y de las naciones.
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