PERSONALIDAD RELIGIOSA DE CARLOMAGNO
De todo esto se deduce fácilmente la importancia que
Carlos atribuyó siempre a la cuestión religiosa. No hay duda que aspiró a colocar su
poder al servicio del cristianismo; no concibió un Estado, un régimen político,
económico y social que tuviese en sí su propio fin y su propia justificación; toda su
actividad como jefe de Estado fue animada de la idea religiosa. Con sus ideas, con las
estructuras por él promovidas -o mejor dicho impuestas-, fue un mundo enteramente nuevo
el que hizo su aparición: se perfila la cristiandad del medioevo, el gobierno sacerdotal,
el humanismo escolástico, la cruzada, las catedrales, la reforma gregoriana, la diarquía
sacerdocio-Imperio.
No se trata de olvidar a Bonifacio ni a Alcuino: Carlomagno no es ciertamente un pensador,
ni tampoco un escritor, pero es sí un hombre de acción.
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