LA MONEDA
Carlomagno, animado por la misma inquietud que su padre,
tuvo el mérito, ayudado por sus consejeros, de querer reformar la economía desde sus
fundamentos; comenzó por sanear la moneda.
Así, con una perspectiva de conjunto, regulariza y unifica el sistema de pesas y medidas,
según lo que él expone y recomienda en un capitular del año 789: un solo metal, la
moneda de plata de buena ley y de peso exacto. Numerosos capitulares testimonian el vigor
con que Carlomagno impuso la novedad a los recalcitrantes: prohibe los viejos denarios,
decreta que "los nuevos serán aceptados por todos, en cada lugar, en cada ciudad y
en cada mercado" y determina las multas a los contraventores, mientras los condes
estarán encargados de asegurar el cumplimiento de la voluntad real bajo pena de perder su
jerarquía. Los capitulares nos revelan también -dos veces- la voluntad del rey de
reservar el monopolio de la moneda a los talleres del Palacio. Pero a pesar de haber
persistido hasta su muerte en este intento, Carlos no logró realizarlo y sus sucesores
fueron demasiado débiles para proseguir con éxito su deseo. Una estrecha vigilancia
continuará ejerciéndose sobre la acuñación y la circulación de la moneda; al menos el
nombre del que amoneda desaparecerá en adelante de las piezas emitidas y será
restablecido el derecho regio de la ceca. Sus esfuerzos, llenos de energía, dan como
resultado -y por mérito exclusivo de Carlomagno- la estabilidad de una moneda sana y el
monometalismo de plata.
Las pocas monedas de oro, que se había ordenado retirar de circulación y que fueron
acuñadas en los talleres reales, fueron tal vez destinadas a servir al intercambio
comercial con aquellos países situados fuera de las fronteras de los vastos estados de
Carlos. Éste se preocupó sobre todo de las necesidades de la población; sus denarios de
plata respondían a tal exigencia, pues cubrían las necesidades de la circulación
interna.
Con la misma preocupación, sanea los medios que activan los mercados. Carlomagno
prescribe: "Es necesario que en todo el reino, las pesas y medidas sean idénticas y
exactas", deseo ambicioso y difícilmente realizable en tan diversas provincias.
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