LOS GRANDES DOMINIOS
Si nos referimos a las tierras en barbecho, las tierras
incultas, las pequeñas propiedades independientes y las parcelas de tierra aisladas; o
sea, todo lo que constituye lo esencial del territorio del Imperio franco, de todo ello
poco sabemos. Debemos, por lo tanto, limitarnos exclusivamente a los grandes dominios
laicos y eclesiásticos. Sobre estos dominios -las villas- Carlomagno ha ejercido su
influencia organizadora -y en forma eficaz- reglamentando minuciosamente los detalles de
su imperfecta explotación, dando el ejemplo con sus propios bienes. Estableció el
inventario de muebles e inmuebles de estas grandes propiedades; creyó descubrir, en esta
forma, casos deshonestos, por ejemplo, las donaciones a las iglesias, que no eran en
realidad más que concesiones de propiedad, con reserva del usufructo y cuyo goce era
extensivo a los descendientes. O bien, ventas ficticias, o asignación incorrecta de la
mano de obra. Reglamentó perfectamente la administración de los dominios del Imperio,
verdaderas colmenas artesanales, "vastas empresas, factoría y manufactura
reunidas". Su afán por la economía minuciosa se revela en numerosas disposiciones
del capitular referido al ganado pequeño; su vigilancia se advierte sobre todo en el
trato con los intendentes, de los que exigía anualmente rendiciones de cuentas separadas,
claras y precisas de todos los productos naturales y de todas las utilidades en metálico
realizadas en la s tierras.
Su vigilancia se extiende también hasta las zonas forestales, de las que los cultivadores
que las habitaban gozaban del usufructo colectivo; sobre los bosques privados, celosamente
constituídos en reserva de caza; sobre el desmonte que da gran impulso a la actividad
agrícola de Germanía; sobre un vasto y macizo movimiento de colonización directa en los
territorios recientemente conquistados.
Para alcanzar su meta, el soberano no se arredra frente a las medidas autoritarias
-incluso violentas- como ya lo hemos visto con las poblaciones sajonas y eslavas. En las
marcas de España, hace acoger -y establecer a los cristianos que querían sustraerse al
yugo de los sarracenos; es este el origen de la organización del Rosellón y Cataluña,
aún esta en nuestros días, una de las regiones más ricas de España.
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