LA ENSEÑANZA
Así como dio impulso a la renovación de la escritura,
Carlomagno multiplicó las disposiciones legislativas en favor de la enseñanza.
Se beneficiaron principalmente los clérigos y los monjes, las escuelas episcopales y
monásticas: "Me parece, -dice un capitular-, que es de soberana utilidad que los
obispados y monasterios de los que Cristo ha querido tomar el gobierno no se contenten con
llevar una vida regular y piadosa, sino que se dediquen a las funciones de la enseñanza
... Sin duda es preferible actuar bien, que saber mucho, pero es necesario saber para
proceder bien". Carlos deseaba seguramente combatir el analfabetismo difundido en los
laicos y para ello, impulsaba a los curas rurales para que abrieran escuelas elementales.
Algunos obispos como Teodulfo en Orleans, se hicieron eco de sus preocupaciones. Los
"missi dominici" -y esto revela lo real de la preocupación de Carlos-, debían
vigilar el estado de las escuelas en las diócesis por ellos inspeccionadas.
Este impulso dado a la cultura fue perjudicado en sus resultados finales por la
catástrofe producida en la segunda mitad del siglo IX. Pero, ¿cuál hubiera sido el
nivel intelectual del Occidente medieval del siglo XII al siglo XIV si Carlomagno no
hubiera contribuido a la formación de una cultura a la cual sólo se le puede reprochar
que beneficiara a una única clase?.
Un elogio parejo merece el sector artístico de esa cultura: monumentos lamentablemente
desaparecidos hoy en su mayor parte -excepto una parte del Santuario del palacio imperial
de Aquisgrán y el que se encuentra cerca de Orleans, Gemigny de los Prados, construido
por el mismo obispo Teodulfo-, mosaicos, objetos preciosos de marfil o de orfebrería y,
en primer plano, el arte de la miniatura, testimonian el renacimiento cultural promovido
por Carlos.
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