HOMBRE DE ESTADO Y LEGISLADOR
Pero Carlos no es solamente un guerrero y un
conquistador. Rígido hasta la crueldad, está pronto a sacrificar todo a la razón de
Estado; fue también, a título de gloria, legislador y hombre de gobierno. No con el
sentido atribuido hoy al "hombre de Estado", pues fue un déspota y un
autócrata, sólo atemperado por la prudencia que le dicta la existencia de una oposición
y las conspiraciones contra su persona.
Si bien con el cambio de dinastía y aún durante el reinado de Carlomagno no se produjo
una transformación orgánica profunda, gracias a su admirable sentido de la función
administrativa y del gobierno, Carlos sacó enorme partido de los elementos heredados. Con
un celo extraordinario para la época, preocupado continuamente por mejorar la situación
de los habitantes de su reino, se aplicó a poner en práctica sus principios. Como vimos
antes, a propósito de la conducción de la guerra y de la dirección del ejército,
vigiló la ejecución de los capitulares, la aplicación de los decretos y de las leyes.
No es nuestro propósito detenernos a estudiar cómo se organizó el aparato político del
reino franco, cómo estaba repartido el poder y las funciones o la administración;
nuestro fin es más bien ver cómo Carlomagno inspiró, animó, modeló y ver el beneficio
que supo sacar de todo ello.
Su gobierno es esencialmente personal, en teoría, pero más que nada por la forma cómo
ejerció el poder. Fue tan celoso de sus prerrogativas que ninguno de sus cortesanos pudo
alabarse de haber ejercido una influencia predominante. Madre, esposas, hijos o familiares
estimados por él, no lograron nunca dirigirlo.
Gustaba rodearse de aquellos que podían ayudarlo a tomar una decisión y pudo contar con
devotos colaboradores. Es pues con sus ideas personales y con el sentido de las nuevas
exigencias surgidas de las circunstancias, que Carlos impuso su sello personal a los
organismos heredados de sus predecesores merovingios y de sus mismos padres. Hinemar, en
su tratado sobre la organización del Palacio, así como algunos capitulares, nos muestran
un mecanismo gubernamental y administrativo bien reglamentado y ejecutado por un personal
numeroso.
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