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Cibernética

Benditos chupones

Quien hoy todavía usa disquettes difiere poco de quien todavía pone sus LPs. Las unidades USB son una maravilla que, placer adicional, siguen exentas de virus y otros bichos

AGOSTO, 2006. Alguien decía por ahí que el destino inmediato del diskette sería su uso exclusivo en clases y escuelas de computación y que el resto utilizaría unidades de USB para almacenar información que le permitiera tener mayor espacio en disco duro.

Hoy se ve como algo normal, incluso obvio, pero en el 2001, cuando Apple lanzó sus primeros modelos carentes de ranuras para unidades A: buena parte del mundo de la informática se sobresaltó: ¿acaso Steve Jobs volvía a jugar con el futuro de Apple al prescindir de algo que todavía en ese tiempo se veía indispensable?

Por supuesto que las USB nos han acompañado durante buen rato: ya las computadoras puestas en venta desde 1988 las incluían. Se les consideraba importantes por tener mucho mayor capacidad que un diskette. También se pensaba que serían útiles para agregar más memoria o para guardar gráficos; se trataba de un complemento importante aunque no tanto como hoy (algo que, como se ve, nuevamente dio la razón a la audacia de Jobs).

Actualmente los USB son popularísimos: comúnmente llamados "chupones" o "cucarachas", han pasado a ser uno de los aditamentos más prácticos de la computación, un sucesor más que digno de los diskettes que nos habían acompañado por un buen rato.

Las ventajas de las USBs no son sólo por cuestiones de espacio: son tan pequeños que se pueden llevar en el bolsillo e incluso utilizarse como llaveros; asimilan toda clase de archivos, pueden borrarse y agregárseles bits al gusto y, en especial, no hay que preocuparse de que carguen virus, hasta hoy inexistentes en las USBs. Ya hay autoestéreos donde se puede conectar la unidad para escuchar horas y horas de música en MP3, eso sin contar que cualquier oficinista puede llevar parte de su trabajo dentro de estos aditamentos y evitarse el tremendo papeleo o, más aún, trasladar de un lado a otro una laptop.

Una de las desventajas que se le ven a las USB es su vida útil. De acuerdo a opiniones recabadas, las unidades tienen un promedio de vida de dos años aunque ya ha habido casos en que se atrofian en menos de seis meses. En ello cuenta mucho el uso que se les dé. Además siguen siendo en extremo delicadas: una remojadita o una pequeña abolladura en las ranuras de entrada podrían inutilizar permanentemente la unidad.

Pero con todo son mucho más preferibles que los diskettes, los cuales con frecuencia nos daban irritantes sorpresas al tratar de abrirlos en un drive donde aparecía la ominosa frase "no se puede abrir la unidad A", tras lo cual importantísimos archivos quedaban encerrados para siempre.

Con lo anterior también conviene recordar que le major manera de guardar los archicos para tener más espacio en disco duro definitivamente es quemarlos en un CD pues las unidades USB, pese a lo prácticas que son, tienen una función similar a la de los diskettes, esto es, transportar información de una máquina a otra.

Pero, en suma, las USB son una bendición. Sin duda dentro de unos años serán obsoeltas, pero mientras tanto, la ayuda --y diversión-- que nos brindan brinca alegrementen con los tiempos.