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Internacional
Es el final, chico... Luego de su operación y pese a su avanzada edad, Fidel Castro sigue en este planeta. Pero las cosas apuntan, sin duda, a que Cuba ya no será la misma AGOSTO, 2005. El domingo 13 de agosto el diario Juventud Rebelde publicó las primeras fotografías de Fidel Castro luego de una operación. En una de ellas el antiimperialista por excelencia luce una chamarra deportiva con el logo de Adidas, sonriente, y con un viejísimo ejemplar del mismo periódico que publicó la nota. En otras fotos se le ve tomado de la mano de Hugo Chávez, el neoimperialista autocomprometido a continuar la lucha de quien, a sus recién cumplidos 80 años, se ve cada vez con más certeza que será el último. Pero la nota que más llamó la atención fue del mismo dictador. Afirmó "encontrarse bien" pero advirtió al pueblo "estar preparado para lo que pueda suceder", lo cual, en buen cubano, equivaldría a decir que lo que le han detectado es una enfermedad terminal o bien la siguiente operación será de alto riesgo. Por lo pronto su hermano Raúl ha asumido el poder, algo que se ya esperaba pero que no sucedía desde 1959; Castro, según dijo Carlos Alberto Montaner, "no ha cedido el mando ni cuando va al sanitario". La nota del Juventud Rebelde (cualquiera se preguntaría por qué no apareció en Granma, periódico oficial del Partido Comunista Cubano) es bastante significativa: por primera vez desde los rumores donde incluso se manejó su muerte, Castro anuncia, así, el inminente fin de su dictadura. A diferencia de la desaparición física de Stalin y Mao Tse Tung --negadas oficialmente por varios días y donde invariablemente murieron por innumerables complicaciones-- con Castro parece que todo terminará como esa novela de García Márquez cuyo título es sumamente desgastado y no repetiremos aquí. De hecho las cosas comienzan ya inclinarse al futuro de Cuba; lenta pero sin remedio, la figura del dictador comenzará a ceder espacio a lo que indudablemente ocurrirá en la isla una vez que Castro deje de existir. En tal sentido aparece la figura de Raúl, el "hermano menor" del dictador y quien se perfila como un sucesor digno del mejor dedazo de los que acostumbraba el PRI mexicano.
Sin embargo las cosas difícilmente se darán con tanta facilidad dentro de una sociedad tan desesperada; por ello es inútil, y aun ingenuo, hacer caso de las declaraciones que difunde la prensa cubana y que medios como la BCC reproducen casi íntegramente. Tragarse la píldora en estos momentos de que la población adora a Fidel Castro y que le deseó toda suerte de parabienes en su reciente cumpleaños es contradecir abiertamente el comportamiento humano: los cambios comenzarán a darse aun antes que termine la inhumación de Castro. Los herederos del desastre Otro aspecto a resaltar son los otros herederos. Se habla más de Raúl porque a éste se le ha ubicado esa posición, mínimo, desde los años setenta. Hay que tomar en cuenta que éste tampoco es un jovencito, lo cual indica que lo que se aproxima es apenas la primera parte de otros cambios aun mayores. Entre los tapados también se encuentran los siguientes: "Felipito" Pérez Roque- Con apenas 41 años, fue secretario personal de Castro y actualmente ministro del Exterior. Sin embargo y dada su "línea dura" (aparte de una enorme lista de enemigos dentro del gabinete), es poco probable que Pérez Roque sobreviva al "destape" postcastrista. Ricardo Alarcón- De línea moderada, el también ex embajador de Cuba ante la ONU es un tecnócrata que llegó a sentir admiración por Mijail Gorbachov a fines de los 80 y quien fue además arquitecto del "cuentapropismo", una especie de micropequeña empresa floreciente en los noventa y a la que luego Castro decidió dar marcha atrás. Actualmente es presidente de la Asamblea Nacional, y para muchos el segundo en la sucesión después de Raúl. Carlos Lage- El vicepresidente cubano (más bien vicedictador pues el castrismo nunca ha participado en elecciones con otros partidos políticos) fue artífice de las políticas del "periodo especial" posteriores a la caída de la URSS. Su línea es menos moderada que la de Alarcón aunque, irónicamente, sus propuestas de "mercado mixto" que propuso, mucho más audaces, fueron sistemáticamente rechazadas por el dictador. De todos los demás tapados, su relación con Hugo Chávez es más cercana, situación que se le podría revertir pues en la isla el dilettante de dictador es repudiado por un gran sector de la población, lo que tal vez se confirme cuando Chávez asista a las exequias de Castro. Raúl Castro- Se trata de un enigma parcial. Se sabe que el también ministro de Defensa es gran bebedor y le encanta contar chistes picantes, además de poseer varias granjas --¿recuerda el lector el descabellado proyecto de tener una minivaca en cada casa de Cuba? Pues bien, los experimentos ocurrieron en una de esas propiedades-- y áreas de descanso. Durante los primeros meses de la revolución asesinó a mansalva a decenas de oficiales de Batista que se habían rendido pacíficamente, episodio que algunos biógrafos han tratado de encubrir con el argumento que se trató de "excesos propios da la confusión posrevolucionaria". Sin embargo queda claro que el poder que ya delega lo mantendrá una vez que Fidel deje de existir. Según medios como The Wall Street Journal y The Miami Herald, Raúl contempla el que Cuba mantenga su sistema autoritario al tiempo que se abre a la libre empresa, algo similar a lo que ocurre en Cuba y que ha logrado neutralizar a los disidentes. Pero como se ve, ya no se ve más castrismo en el horizonte cubano tras la muerte de Fidel. Hugo Chávez pueda pensar lo que quiera, pero lo que hoy se perfila es una segunda revolución cubana que permita avanzar, y ya no retroceder en el tiempo, a la isla bella. Artículos relacionados
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