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En 1829 se realiza el trazado de la "Ciudad Nueva" en las tierras del antiguo ejido colonial. En ese entonces la primera extensión de la ciudad es desde la ciudadela hasta la actual calle Yaguarón. El 18 de julio de 1900 se procede a la inauguración del edificio sede del Ateneo de Montevideo que pertenece a la lista de hitos de la ciudad en expansión. Apenas a 71 años de trazada la ciudad nueva, este edificio se integra a la trama urbana que se va conformando. El proyecto arquitectónico fue realizado por los arquitectos Julián Masquelez y José María Claret. Entre los años 1863 y 1874 la Escuela de Bellas Artes de París sufrió una crisis que se acentuó hacia 1894 en donde se dio un gran conflicto entre eclecticistas y racionalistas, registrándose a su favor la reacción clasicista. Precisamente entre 1883 y 1888 en dicha escuela se formó el Arqto. J. Masquelez que, de regreso al Uruguay, cerrará con su actividad la influencia ejercida por en el siglo XIX por el eclecticismo francés en el Uruguay. Las obras de de Masquelez fueron fuertemente influidas por el sentimiento clásico, concentrándose en edificios como la casa de Otero (luego Caja de Pensiones Militares y otras dependencias del Ministerio de Defensa Nacional) y el Ateneo de Montevideo. El Arqto. José Ma. Claret trabajó en el interior de la planta baja. El Ing. Juan Aníbal Gardone tuvo la responsabilidad en la incorporación de las columnas que debieron agregarse al frente para dar otra solidez a la construcción y al Arqto. Masquelez le corresponde el interior de la planta alta y la cúpula del edificio. Sobre la belleza del edificio se ocupa el Arqto. Juan Giuria en su libro "La Arquitectura del Uruguay - Tomo II": "En cuanto a la suntuosa sede del Ateneo, podemos decir que es una obra que impresiona agradablemente por la tranquilidad de sus líneas, por el grandioso orden colosal de las pilastras dóricas en los ángulos y columnas corintias en el centro y por su excelente y no exagerada ornamentación en la que están hermanados elementos renacentistas con otros de origen francés." "...la ornamentación del vestíbulo de entrada corresponde a J. Masquelez manifestando su predilección por el estilo "neo-clacisista". Ha sido y lo es aún bastante discutida la decoración de este vestíbulo, pero dejando de lado los más o menos imaginarios defectos que puedan existir en ello, somos de opinión que conviene respetarla, por tratarse de una de las pocas huellas dejadas en Montevideo, por las teorías arquitectónicas de Garnier, autor de del teatro de la Ópera de París; huella que por otra parte no falta e la capital argentina y aún en algunas ciudades estadounidenses."
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