El precio de Choropampa

por Nelson Peñaherrera Castillo nelsonpenaherrera@journalist.com

Stephanie Boyd es una de esas periodistas que se enfrentan a una enorme cantidad de información a diario. Y aunque los datos pueden ser verdaderas "pepas", o primicias, no siempre encuentra el lugar para difundirlas del todo.

"A veces es difícil encontrar un lugar dónde publicarlas", dice la joven profesional canadiense, encerrada entre computadoras y una austera decoración, en su departamento en una zona residencial de Lima, en plena faena de lanzamiento de su más reciente trabajo.

Choropampa, la vida no tiene precio es el documental que Guarango Cine y Video, donde Boyd trabaja acaba de desarrollar luego de cuatro meses de trabajar en compañía de Ernesto Cabellos, en los andes del departamento de Cajamarca, para explicar los efectos del derrame de 151 kilogramos de mercurio (Hg, su símbolo químico) elemental, en junio del año pasado.

"Los que han quedado siguen enfermos", dice la periodista, cuya experiencia se basó en visitar la comunidad en medio de las peores condiciones del tiempo, debido a las lluvias.

Según el documental, la negligencia ha sido evidente desde el transporte del mercurio, pues aunque no se hubiera derramado, el embalaje del material no ofrecía ninguna seguridad, si es que nos adecuamos a los estándares de la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos.

"El camión en Canadá ni siquiera hubiera servido para llevar tomates, por ser abierto", dice Stephanie, quien confirmó que el mineral fue transportado en cilindros para envasar gas propano. Como sea, el material se derramó y contaminó una zona en un radio efectivo de unos cinco kilómetros.

Entonces, comenzaron los problemas. "Una mujer cuenta en el video que su hija estaba mal. Le puso el mercurio, pensando que era azogue." La chica inmediatamente se puso mal.

Si el derrame hubiese ocurrido en Canadá o en los Estados Unidos, la población habría sido evacuada de inmediato, cosa que debió hacer el Ministerio de Salud peruano.

Si bien el mercurio no puede inhalarse, se evapora casi a temperatura ambiente, por lo que se absorbe mediante las vías respiratorias.

Pero cuando la Dirección General de Salud analizó a unas 900 personas (seleccionadas por Minera Yanacocha y el Ministerio de Salud) que estuvieron en contacto con ese elemento, no hallaron rastros de contaminación en la sangre o la orina, por lo tanto, no debía cundir la alarma.

"Los efectos duran una semana, y luego [el mercurio] se queda en el cerebro y los órganos [vitales]; por eso no lo ves." Se estima que la absorción de mercurio y su posterior acumulación en el cuerpo está proporción de tres a cuatro sobre la dosis adquirida.

El mayor peligro, sostiene Stephanie, es que con el tiempo, el mercurio elemental se convierte en mercurio orgánico, más letal aún.

"He visto gente deteriorándose. Gente que no usaba lentes, ahora los usa. Una mujer con cinco meses de embarazo está a punto de perder su bebé porque tiene problemas renales; hay gente que tiene temblores en las manos."

Es posible que con el tiempo, las víctimas muestren síntomas de demencia, como los productores de sombreros en Londres, quienes durante el siglo 19 terminaron por enloquecer tras haberse contaminado con sales de mercurio.

Stephanie supone que el efecto podría trascender a Cajamarca, pues los martes se realizan ferias que congregan a personas de diferentes vecindades a lo largo de la cuenca del valle del río Jequetepeque, por lo que el número de víctimas potenciales podría ser, por alarmante que parezca, mayor.

Stephanie Boyd, Ernesto Cabellos y la gente de Guarango están detrás del tema minero desde hace cuatro años, cuando en La Oroya, Junín (donde queda una planta de tratamiento de minerales que ha contaminado la cuenca del río Mantaro), la periodista canadiense se encontró con una veta de problemas.

"Sucede que a veces el tema merece más que un artículo", y comienza la febril labor de conseguir el financiamiento, producir, post-producir y comercializar. El vídeo fue presentado el martes en Lima, y se espera que durante las siguientes semanas se haga lo mismo en los Estados Unidos y Canadá.

Hay dos versiones del material: la original de 60 minutos y una reducción de 30, cuyo éxito parece estar asegurado, teniendo en cuenta el reciente interés del público a este tipo de temas.