ABRIL, 2007. Allá cuando comenzaban los años sesenta el cine pasó por la boga épica, de las grandes producciones enfocadas en la historia. Una de aquellas cintas fue 300 Heroes en la que un contingente espartano al mando del rey Leonidas enfrenta y derrota a enemigos mucho más numerosos. Esa misma película fue vista por Frank Miller, por entonces un niño de 5 años, y quien décadas después la convertiría en un cómic bastante famoso.

Debido al gigantesco éxito que 300 ha tenido desde su estreno, seguramente el lector pronto tendrá oportunidad de repasar esa historieta en caso que aún no lo haya hecho. Mientras tanto Miller y el director Zack Znyder nos han proporcionado el primer gran hit taquillero del 2007 y sobre el cual Hollywood mantenía muy pocas expectativas (y no, no habrá 300 parte 2, a menos que los estudios nos salgan con una jalada, algo que Miller, dibujante rayano en lo genial, seguramente no permitiría).

Asimismo, el éxito de 300 pareciera decirnos que buena parte del público ya está harta de ese cine políticamente correcto que está matando la creatividad (y por ende la taquilla) de los grandes estudios; aquí la victoria y la derrota son términos absolutos, "¡que no queden prisioneros!", grita el rey Leonidas en medio de la batalla. Es verdad que es una cinta sumamente sangrienta que en momentos coquetea con lo gore. Los espartanos no son héroes, ni mucho menos ejemplo a seguir; como dice la voz de fondo en la cinta, nacieron para pelear, y para seguir a su rey hasta el mismo infierno donde, dice Leonidas (Butler) habrán de cenar esa noche.

Un mensajero del rey persa Jerjes (Santoro) ofrece tierra y agua a cambio de la rendición de una Esparta dedicada al culto de tener abdómenes como lavaderos de ropa. La amenaza es rechazada por Leonidas, lo cual desataría lo que hoy conocemos como batalla de las Termópilas. Esa misma noche Leonidas consulta al oráculo, el cual predice una derrota, Sin embargo el rey reúne a los 300 mejores soldados de Esparta para enfrentar a Jerjes, quien cuenta con el ejército más grande conocido hasta entonces. Deja en el poder a su esposa (Hadey), a quien se implica en una traición sazonada con deseo sexual por parte de Theron (West) mientras Leonidas se encuentra ausente.

Con la moral elevada a niveles siderales, los 300 logran derrotar a los primeros contingentes persas, esto a ritmo de ballet y de escenas ex profeso para un video juego. La sangre parece brotar de la pantalla, y logra el extraño efecto de contagiarnos el sentimiento de invencibilidad del contingente de Leonidas. Las murallas de cuerpos, el pulular de las moscas alrededor de ellos... 300 es sanguinaria y antihigiénica pero, reconozcámoslo, su hechura y sus paisajes la hacen irresistible, casi adictiva.