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CINE Un (ambiguo) caso para la Araña La lucha de Peter Parker contra él mismo se agudiza en esta tercera, y aparentemente última, entrega del arácnido. Un torbellino argumental que coquetea con nuevos públicos y donde al final, casi por milagro, su director sale indemne Spiderman III MAYO, 2007. Con esta película oficialmente
arranca la época de superestrenos del año, con la curiosidad que
se trata de personajes que ya conocemos, señal que Hollywood está
hoy más temerosa que respecto a arriesgarse con tramas --o
actores-- desconocidos. En tal sentido, este verano será el más
convencional en mucho tiempo y saturado de fórmulas probadas.
¿Cómo empezar, pues, a diseccionar lo que acabamos a ver hace un
par de horas en el cine? Comencemos por señalar que, Raimi, el
director, enfatiza la calidad de antihéroe del arácnido en esta
nueva entrega. En la primera cinta, Parker se muestra reacio a
aceptar su nueva responsabilidad pero finalmente la asume cuando su
tío Ben es asesinado; en la segunda incluso tira su uniforme a la
basura pero debe regresar ante la amenaza de Dr. Octopus (Alfred
Molina). En los filmes anteriores eran los villanos los que
atravesaban por la dualidad de aportar algo a la sociedad o
destruirla ante su indiferencia; esta vez Parker debe luchar contra
sí mismo, aunque ahora deba pelear contra tres villanos. Asimismo, al inicio de las dos cintas
anteriores, Parker era humillado por sus compañeros de escuela y
por su jefe, quien lo despide como repartidor de pizzas. Esta vez
ocurre lo contrario: Parker está feliz, no sólo porque es el
héroe que aclama todo Nueva York, y de Mary Jane, con quien piensa
cansarse. Sabemos, claro está, que tanta felicidad no podrá durar
tanto tiempo. Mientras se encuentra en un parque de diversiones,
nuestro protagonista encuentra una extraña sustancia la cual se
lleva a casa. Cuando ésta se le impregna lleva a Parker a llevar un
comportamiento extraño (los fans más curtidos del Hombre Araña
quizá se sentirán incómodos al ver a nuestro héroe en un baile,
o caminando al ritmo de Saturday Night Fever; a otros les
hará recordar a Jim Carrey en The
Mask). Al mismo tiempo los villanos comienzan a
configurarse. Uno de ellos es Harry Osborn, ex amigo de Parker,
quien encuentra el escondido arsenal de su padre. Debido a que
considera que Parker es culpable de su muerte, se obstina en
liquidarlo (extrañamente, la relación entre Osborn y su vástago
fue rayana en la humillación, pero bueno... exigencias del guión).
Pero no es el único: un preso que logra fugarse y poseedor de un
secreto es sometido, como Osborn y Dr, Octupus, a un experimento
científico que sale mal. De ahí se convertirá en Sandman, cuyos
efectos especiales son impresionantes, aunque poco originales.
También tenemos a Eddie Borck, un fotógrafo rival de Parker que
también es víctima de la sustancia extraterrestre la cual lo
transforma en Venom. Por su parte, Mary Jane ve nuevamente
frustrados sus deseos de convertirse en figura de Broadway, y
tampoco esta vez recibe el apoyo emocional de Parker, más ocupado
en brincar por los edificios de Nueva York (a veces como un Hombre
Araña "negro" durante su etapa chocante), luchando con
los villanos --"¿pero de dónde salen tantos?", se
pregunta en determinado momento-- que en estar junto a la mujer con
la que se supone quiere compartir su vida. Por ello nuevamente
acepta la invitación de un amnésico Osborn, por razones que se
supone debemos omitir mientras Parker coquetea con Gwen Stacy, una
rubia compañera de clases derretida por el "renovado"
joven, quien se porta igual que aquellos quienes en el pasado se
burlaban de él. Una recomendación a nuestros lectores:
compren sus hot dogs, refrescos y palomitas y asegúrense de ir al
baño antes de entrar a la sala; cualquier distracción les hará
perder uno o varios elementos argumentales dado que la historia se
divide en ramificaciones que pudieran resultar confusas, sobre todo
cuando se acerca al final cuando el arácnido decide aplicar el
perdón antes que hacerse justicia. ¿Hemos revelado el final? No
necesariamente. Dado que ésta será la última cinta sobre Spiderman
dirigida por Raimi --por el momento no hay planes sobre una cuarta
parte-- los años nos dirán si este manejo argumental logrará
rebasar a los dos intentos previos. Lo que hace tan interesante al Hombre
Araña es que, por un golpe fortuito, alguien condenado a la
ordinariedad adquiere poderes que debe saber manejar antes que lo
dominen por completo y le hagan olvidar que debe seguir viviendo una
persona común. Esta lucha es también la que libró Raimi como
director. El resultado fue ambiguo. Lo cual no obsta para recalcar
que este tercer episodio, ahora sí que al final de tanta trama y
tanta arena, logra ser convincente, y bueno. |
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