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El gran economista

Los dragones asiáticos, la emergente Irlanda y la prosperidad chilena están en deuda con este personaje que propuso salvar a la sensatez financiera ante un Estado ineficiente y voraz

Estos son los principios de Milton Friedman. ¿no? Donde lo importante es ganar, es imponernos...

Un magnate petrolero frente a un tribunal en Syriana

Diciembre, 2006. Cosa curiosa: ni un solo activista en contra de la invasión a Irak dejó escuchar un agradecimiento hacia Milton Friedman. Antes bien, la noticia sobre el deceso de este gran economista pareció haber ocurrido en otra dimensión de todos aquellos que no han sido llamados a cumplir su servicio militar, que en Estados Unidos dejó de ser obligatorio en 1974. Seguramente ignoran que por iniciativa de Milton Friedman ante el entonces presidente Richard Nixon, el reclutamiento forzoso fue abolido en ese país.

Escribió Friedman en 1972: Un servicio militar más efectivo puede darse mediante el ofrecimiento de opciones tanto económicas para educativas para quienes entren a él... el reclutamiento forzoso provoca deserciones y resentimiento". Y estas palabras fueron proferidos por alguien que, en un despiste absoluto, la cinta Syriana dirigida por George Clooney, insinúa como un promotor de las aventuras bélicas norteamericanas por todo el mundo.

Naturalmente que hay más distorsiones en torno a la figura de Friedman. En su obituario, The New York Times menciona 16 veces la palabra "conservador" al referirse al economista, cuando lo que él propugnó era la liberalización de la economía para dinamizarla. Otra paradoja es que a Friedman se le ha ubicado como la antítesis de Raynoard Keynes, cuando en una entrevista realizada por The Wall Street Journal, declaró claramente: "Yo lo admiro por habernos enseñado a los economistas a no olvidar el sentido social de nuestro trabajo".

Donde las dudas son escasas es en considerar a Milton Friedman como uno de los economistas más grandes del siglo XX. Y buena parte de su fama, además, proviene de haber aplicado el sentido común a sus políticas, enfocadas primordialmente a la creación de riqueza. Para él, la misión del Estado no debía enfocarse a la mera manutención de los "brazos caídos", sino en proporcionarles el ambiente adecuado para que pudieran levantarse de nuevo; "no existe nada peor para una economía que un déficit de ideas entre sus gobernados", escribió en Newsweek, donde colaboró semanalmente por casi 20 años.

Y aunque abunden quienes responsabilizan a Friedman de haber sido un "defensor del neoliberalismo que sólo empobreció a nuestros pueblos", en realidad únicamente Chile aplicó, en América latina buena parte, no todos, de sus postulados. El éxito económico de ese país andino es hoy incuestionable, un sitio privilegiado que ni remotamente habría alcanzado dentro de los esquemas populistas y de gasto público desaforado que ya tenían a la economía agarrada del cogote durante el gobierno de Salvador Allende.

Los críticos de Friedman se han obsesionado en tapar la inusitada prosperidad chilena con el argumento que se dio durante la dictadura militar. Friedman mismo comentó al respecto: "Los cambios en Chile se dieron pese a los militares, quienes varias veces estuvieron a punto de convencer a Pinochet de dar marcha atrás a las reformas... inclusive durante la crisis económica chilena de 1982 producto de la especulación financiera, Pinochet mismo fue convencido a último momento que si los militares manejaban la economía las cosas empeorarían", como ocurrió, efectivamente, con las dictaduras paraguaya, argentina, brasileña y cubana, que hundieron a sus países en mayor pobreza e hiperinflación.

Sin embargo Chile no es el único ejemplo de la prosperidad nacida de las ideas de Friedman. Quienes construyeron el "milagro" de los dragones asiáticos eran en su mayoría egresados de la Escuela de Chicago. En Irlanda, que por décadas se mantuvo atascado en las políticas de gasto público y burocratización, las ideas de Friedman han cambiado la faz del país desde que se pusieron en práctica a partir de 1992. De hecho aquellas naciones han seguido a Friedman han visto una prosperidad inusitada, algo de lo que no pueden vanagloriarse los países de Africa y América latina que han avanzado en direcciones opuestas.

Se fue Milton Friedman, pero sus ideas prevalecerán sobre el populismo que amenaza con devorar nuestro sentido común. Es nuestro máximo deseo.