Redacción FactorTierra
La mañana del miércoles pasado, la
oficina de Oxfam America se movía como cualquier otro día. Si bien
fue el centro generador de información, nunca pensó la revolución
que plantearía más al sur, cuando algunas llamadas telefónicas
confirmaban lo aparecido a través del servicio
LI de factortierra.
El Reporte Moran, tanto tiempo
esperado, aparecía con una bucólica fotografía de Tambogrande,
como portada, y contenidos que no hacen más que confirmar lo que su
autor, el hidrogeólogo Robert Moran, dijo en mayo pasado: la tierra
guarda más de lo que dice Manhattan, por lo cual, ésta ha obviado
información que descalifica su estudio de línea base.
Esto implica que la tierra, además
de oro, plata, cobre y zinc, contiene otros elementos que en
contacto con la atmósfera, o las fuentes de agua, puede resultar
letal.
Amén de los usuarios de factortierra
LI, la mesa de ONGs que monitorean el tema y varios entendidos, el
real impacto de la noticia recién se sentirá a partir de hoy,
cuando se presente al gran público el íntegro del estudio.
Manhattan, hasta ahora, no se ha
pronunciado sobre el particular, pero no se descarta que lo haga, a
su estilo, a partir de este lunes.
Y es que, como Moran lo adelantara
hace tres meses aproximadamente, el estudio no favorece en absoluto
a la compañía minera: "Manhattan no debe seguir adelante con
el proyecto Tambo Grande sin el consentimiento libre, previo e
informado de las poblaciones potencialmente afectadas",
recomienda.
LA ENCUESTA
De alguna manera confirma datos que ya fueron
proporcionados por un sondeo del CIPCA, en el verano de 2000.
La presente fue desarrollada por Roldan Muradian del
departamento de Economía e Historia Económica de la
Universidad Autónoma de Barcelona, quien entrevisto a 575
personas (415, varones; 160, mujeres), de los que 163 viven en
el campo, y 412 en la ciudad.
La encuesta revela que el 85,04% de la gente está en
contra de la explotación minera, contra un 7,13%; aunque un
5,74% dice no tener suficiente información para decidirse.
Asimismo, la consulta popular se enfoca como alternativa de
aprobación o rechazo del proyecto minero. El 58,26% la apoya,
y de esa proporción el 35,51% desde que sólo participen los
pobladores del valle de San Lorenzo (SL), aunque en
combinación (tg -ciudad de Tambogrande-, TG -distrito de
Tambogrande), esta cifra asciende a 68,21% que no desea
extender más allá el ámbito de la encuesta. Apenas un
18,38% desea incluir al resto de Piura (pi -provincia de
Piura-, PI -departamento de Piura), y un 4,59% al país entero
(PE).
Otras personas escogieron la negociación par aprobar o
desaprobar el proyecto (9,74%), done el Frente de Defensa de Tambogrande
y San Lorenzo es el llamado a encabeza la mesa, con un 69,84%
de respaldo, acompañado de las asociaciones de propietarios
(31,74%) y de colonos del valle (31,74%).
Hay algo muy claro: aunque la gente tenga toda la
información, no desea explotación minera. Si bien la
carencia de información es advertida por el 73,22% de los
encuestados, el 87,83% no cree que agricultura y minería
puedan convivir.
El gobierno tampoco se lleva una parte muy halagadora.
Apenas el 36,52% confía en él como un evaluador adecuado
para el conflicto, y casi lo mismo –33,56%-- lo cree capaz
de exigir que las mineras cumplan con las leyes ambientales.
La encuesta revela algo curioso. Aunque hubiera dinero de
por medio, la gente no se movería de Tambogrande. 76,35% no
vendería nada, y a pesar de que el 75,82% de los encuestados
pudiera tener acciones en Manhattan, no le dejarían mover ni
un centímetro cúbico de tierra.
Es obvio que la gente desconfía de Manhattan: 46,61 cree
que la contaminación en caso de explotación minera será muy
alta, y aunque la empresa perjurara que aquella será baja, el
80,87% se le opondría. El 51,65% la ve como la principal
beneficiada con la operación, aliada –no podía ser de otra
manera—con el Gobierno central (25,57% en consolidado).
Y para pensar, aunque el 49,04% prefirió no opinar, el
30,78% cree que Manhattan tuvo que ver en el asesinato de
Godofredo García Baca. Si transformarmos ese 49,74% que dijo
"sí" o "no" en el absoluto relativo,
tenemos que tres de cada cinco creen que la minera está
involucrada en un hecho de sangre. |
La razón radica en el hecho que la
gente no está de acuerdo con la actuación de la empresa en el
valle frutícola de San Lorenzo. De hecho, una encuesta
independiente aplicada entre el 2 y el 5 de este mes, en Tambogrande
y alrededores, revela que cuatro de cada cinco pobladores están
"en contra" de la explotación de la mina en Tambogrande
(ver columna a la izquierda).
El sondeo, aplicado por Roldan
Muradian, del departamento de Economía e Historia Económica de la
Universidad Autónoma de Barcelona (España) incluyó una muestra de
415 hombres y 160 mujeres, tanto del campo como de la ciudad de
Tambogrande, aunque la proporción no corresponde a la realidad
demográfica del distrito (tres habitantes rurales por uno
citadino), pues tomó 163 del campo y 412 de la ciudad.
Sin embargo, corrobora lo que Moran
sostiene en su informe: "El nivel actual de oposición al
proyecto, sugiere que este consentimiento no existe en este
momento."
Contra lo que puedan decir Manhattan
y sus defensores, el informe hace hincapié en la carencia de
información sobre los detalles de las investigaciones, requisitos
de acceso a inversión y estándares internacionales de trabajo.
Al respecto concluye que "los
ciudadanos interesados no tienen las bases científicas o técnicas
con las cuales emitir un juicio sobre las afirmaciones que la
compañía Manhattan ha hecho con referencia a los futuros impactos
ambientales", por lo tanto recomienda no emitir juicio hasta
que no se tenga el conocimiento suficiente para hacerlo.
Pero qué implica tener todo el
conocimiento. Basándose en la encuesta de Muradian, siete por cada
diez reconoce que falta información sobre los efectos positivos y
negativos del proyecto. Eso implica mandar la pelota a campo minero,
y exigir juego limpio.
Recientemente, Manhattan ha comenzado
a admitir de a pocos la posibilidad de alta contaminación en caso
de explotación minera, pero de inmediato ha añadido que las
condiciones estarán controladas mediante aplicación de tecnología
de punta: cortinas forestales contra el polvo.
EIA
Se supone que el estudio de impacto
ambiental se presentará al público en una audiencia en diciembre,
si es que la empresa no decide seguir posponiéndolo. Moran desde
ahora adelanta que basándose en las evidencias anteriores, el
estudio podría estar incompleto y por lo tanto ser inválido, o –lo
que le duele a la minera—no pasar la prueba de los estándares
internacionales.
Tal ‘atrevimiento’ levantó el
cotarro y la indignación de la sede de Minera Manhattan (una de las
dos empresas que tiene en Perú), y su prinicipal oficial, Roberto
Obradovich, quien casi de inmediato, desestimó y desautorizó a
Moran, incidente sucedido por una confusión por causa de la
acusación de que las ONGs de la Mesa Técnica estaban apoyando al
terrorismo.
La respuesta fue la condena del clero
piurano, y las ofensas y contraofensas de quienes están a favor y
en contra del proyecto minero.
El decisor
Pero como el Ministerio de Energía y
Minas, Manhattan y hasta la Mesa Técnica se han llenado la boca
diciendo que la decisión final la toma el pueblo, éste va tomando
conciencia de lo que le toca: tres por cada cinco se aferran a la
consulta popular como mecanismo para darle o no el visto bueno a la
minería en el valle de San Lorenzo.
De ese 58 por cien, un poco más de
la tercera parte sostiene que los llamados a participar son única y
exclusivamente los pobladores del valle de San Lorenzo,
entendiéndose como el área de la irrigación, que abarca todo el
distrito de Tambogrande y Las Lomas, el este de Sullana y el norte
de Chulucanas.
Si sumamos los que prefirieron a la
gente sólo de Tambogrande, de San Lorenzo y Tambogrande, y del
distrito de Tambogrande, tenemos un 43 por cien de respaldo frente a
un bloque en el que casi cuatro por cada cinco no dejarán que otros
que no vivan en el valle decidan su destino, un destino que de ser
aunque sea mínimamente desfavorable será rechazado de plano por
una proporción similar de pobladores.
El gran problema para el Gobierno es
que la población no le tiene confianza.
Pausa al cronómetro
El terreno está listo para una nueva
confrontación, donde otra vez faltarán herramientas para razonar,
pero sobrarán razones para agredir.
Y como más vale prevenir que curar
heridos, la Diaconía para la Justicia y la Paz del Arzobispado de
Piura y Tumbes ha emprendido una campaña de capacitación (sobre
estas líneas) dirigida a los pobladores de Tambogrande donde
pretende reflexionar sobre el conflicto originado por Manhattan,
para ser promovido y comentado en los foros donde la gente se
desenvuelva.
Por eso, la metodología busca reunir
a la gente de acuerdo a sus especializaciones y trabajar propuestas
particular, que luego se articularán en una plataforma que, según
los organizadores, deben ponerse en marcha al instante. No hay
límite de edad ni conocimiento.
Alejandro Silva, asesor legal de la
Diaconía, sostiene que este será uno de tantos cursos: 150
participantes en tres sedes en Tambogrande y otra para jóvenes y
comuneros en el caserío de Malingas.
Al final se busca que la población
adquiera poder y "mayores elementos para tomar una
decisión".
Diaconía no ha descubierto la
pólvora, pero está, por así decirlo, proveyendo los ingredientes.
La gente está volviendo los ojos a lo valioso de su pueblo –agricultura
y conexos en abundancia—y a partir de allí ser los arquitectos de
su propio futuro.
El informe Moran, en todo caso, da
herramientas de nivel técnico a la gente, para darse cuenta que no
pueden confiar en quien no dice la verdad, aunque recientemente la
empresa se está cuidando de no repetir errores pasados, como decir
cosas distintas a públicos distintos.
Moran, de pronto, ya advirtió:
"El Estudio Ambiental de Línea de Base (Julio 2000), es un
estudio de calidad extremadamente mediocre, y no sería aceptable
como el segmento de línea de base de un Estudio Ambiental en el
país de origen de la empresa Manhattan en Canadá, en los Estados
Unidos, o en Europa Occidental."
Hasta ahora, la empresa no ha
respondido satisfactoriamente a este y otros cuestionamientos, y
siempre se ha defendido desautorizando a especialistas, pero no
ofreciendo razones de vuelta. Esperar hasta la presentación del EIA
es una suerte de ruleta rusa, donde la peor parte siempre la lleva
el menos protegido. |